19 - Escucha a tu corazón

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Con la duda carcomiéndome la cabeza y las tripas, conduzco hacia la casa de mi madre, una bonita vivienda lejos de la urbe y en la zona de Brás de Pina, al norte de Río

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Con la duda carcomiéndome la cabeza y las tripas, conduzco hacia la casa de mi madre, una bonita vivienda lejos de la urbe y en la zona de Brás de Pina, al norte de Río. Es hora de su novela y probablemente me odie por ello, pero necesito sus abrazos, sus palabras de aliento y contarle que he encontrado a Paloma.

Mamá es mi mejor amiga; no obstante, no sabe todos los detalles de mi vida amorosa, desde ya.

Le he hablado sobre Paloma antes, le he dicho que conocí accidentalmente a una mujer de la que no supe su nombre y que solo eso bastó para que permaneciera en mi mente desde entonces. Al principio, ella creyó que era uno de esos romances platónicos de verano; desde pequeño, siempre fui de los que suspiraban arco iris por las chicas que conocía en la playa.

Con el tiempo, tener sentimientos verdaderos por una mujer no fue nada fácil motivo por el cual pensó que esta no era la excepción. Pero sí, lo fue, y conforme notó que continuaba siendo parte de mis sueños, tomó en serio mi enamoramiento.

Mamá nunca supo de mis adicciones.

Al menos, no lo he confesado ni me ha hecho preguntas al respecto. No obstante, es frecuente que entrecierre sus ojos y me analice en silencio, poniéndome nervioso.

Reduzco la velocidad a medida que me acerco a su casa y reconozco el coche de Levi. Aparco detrás de él en el bonito vecindario donde vive Grazia María, me quito el casco y camino por el cuidado sendero de piedra y florecitas que me conduce a la entrada.

Por un momento vacilo si entrar con mi llave o golpear con la aldaba; pienso en lo segundo, esta es la propiedad de mi madre y no está en mis planes encontrarme con alguna escena imprevista.

¿Puede que ella y Levi estén juntos de algún modo que no sea como amigos?

Desde que él me descubrió jugando con un calzado desgastado y un equipo deportivo en dudosas condiciones, que conoce a Grazia María. Pensándolo bien, él es tan solo un par de años mayor que ella.

Golpeo la puerta y cuando mi madre me ve, se asombra. Por fortuna, ella y Levi están vestidos. Suspiro internamente, agradeciendo al cielo por ahorrarme un ingrato espectáculo.

―Hijo, no te esperaba. ¿No tendrías que estar preparándote para volar este fin de semana? ―Por detrás de ella y con el tintineo de las llaves de su carro a cuestas, aparece mi amigo.

―El entrenador me quitó de la lista ―le comunico ―. Interrumpo...¿algo?

―No, en absoluto ―Mamá minimiza, en tanto que Levi le da un beso en la cima de la cabeza y a mí, una palmada cómplice en la escápula.

―Me ha llamado el presidente del club para reunirse conmigo y por su tono, no creo que signifique algo bueno. ―Protesta. Últimamente, todo es sinónimo de molestia para mi representante.

―He conversado con los chicos en el vestuario. Eso es todo ―Elevo mis hombros y él exhala pesadamente. Su gesto resignado expresa demasiado.

―Rafe, Rafe...―pronuncia mi nombre como quien ha perdido la fe ―. Mañana nos vemos.

"Rafe: corazón carioca" - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora