Acorraló al más joven contra la pared marmoleada, unos ojitos café le miraban con miedo; la sonrisa que tenía desde el inicio no se había movido ni un milímetro.
—Nos pueden ver aquí —susurró el joven pelinegro.
—Conozco éste lugar como la palma de mi mano, tranquilo. Las cámaras de éste sitio no funcionan.
Kangin tenía ya muchísimos años trabajando en esa lujosa discográfica, conocía todos los rincones, salas y divisiones como su propio hogar. Y sabía que las cámaras de aquel camerino fueron desactivadas hace años ya que la banda que descansaba ahí se cambió de empresa, además, sabía que no funcionaban porque la lente no se iluminaba y estaba tapada con unos trapos y ropa que colgaba. En esa perspectiva no sabrían nada aun si grabase.
Buscó el cuello del menor con cierta lascivia, pero sin ser busco, lo cual le daba un aire bastante sensual. El otro se retorcía por las sensaciones recién adquiridas en toda su vida, no se imaginaba en esa situación en su totalidad y menos siendo el pasivo, pero lo dejó pasar al ser su primera vez.
Kangin levantó su cara y llevó sus labios a la oreja de Siwon.
—Es tú primera vez por lo que veo —la voz era más íntima a lo que el pelinegro recordaba, se estremeció ante su sensibilidad— ¿Qué te gustaría probar?
Intentó responder pero fue interrumpido por una lengua invasiva en el pabellón de su oreja que se paseaba levemente; el miedo y el placer le tenía obcecado.
—N-no...lo sé...
—Entonces haré mi mejor esfuerzo.
Sin dar oportunidad para ceder la palabra, Kangin atrapó los labios del joven Choi; que no opuso resistencia ni en lo más mínimo, mismo beso que se volvió profundo y terminó por cerrar los ojos dejándose llevar por todas esas sensaciones que deseaba probar hace mucho tiempo.
Si bien tampoco creía en la castidad ni en ese tipo de cosas, mentira no era que jamás había sido tocado ni había tocado a nadie. Muy en el fondo deseaba poder experimentarlo aunque sea una vez, y ahora que la oportunidad se le presentó; sumado a que era con alguien a quién más deseaba no podía negarse. Fue tan rápido que ahora se encontraba justo ahí. Y no le desagradaba.
Las manos del mayor se paseaban con obscenidad sobre todo el cuerpo de Siwon, cada toque en su esbelta y bien formada figura se sentía como si quemara.
Kangin suspiró en paz al poder sentir con liberación ese cuerpo que deseó por tanto tiempo, era su complexión una de sus favoritas. Un pecho semi-escuali, una cintura estrecha y pequeña, y caderas frágiles eran su perdición. Le daban el privilegio de la dominación, y eso le encantaba.
Aunque fuera delgado, se notaba entre la tela que se trabajaba bien, pero no dejaba de ser lindo aquel endeble cuerpo.
Lo besaba con desesperación y sin darse cuenta ya estaba rodeando los brazos del más alto. Aunque su altura desde lejos no fuera notada, calculaba que él era cuatro centímetros más bajo que Kangin pese a que el menor llevaba un par de botas negras con considerable altura.
Torpe, pero cada segundo se volvía menos tímido, acariciaba desde la base de sus hombros hasta su brazos, sintiendo una vez más aquellas cicatrices que, en cierta parte, le ponían algo triste. Fue interrumpido ese vago pensamiento hasta que sintió las fuertes manos de su ahora dueño posadas en su trasero; lo masajeaba aún más rudo.
Soltó un ligero gemido ante la sensación, mismo que fue ahogado en ese beso. En parte por tomarle de sorpresa y la otra porque ya de por si ser tocado ahí no ayudaba a la situación.
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B. O. B
RomansaSiwon, líder de la banda 'Megadeth' es un chico que sobresale de el estereotipo promedio de lo que es ser un músico de género pesado. Kangin, que al mismo tiempo es su rival, líder de la banda 'Death' se ven forzados a trabajar juntos en un programa...