Cinco entrelazándose.

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· DIANA ·

Estoy sentada en una banca del parque central de Rose's. Bebiendo una malteada de la cafetería ubicada a aproximadamente una cuadra, y esperando a que Josi y Tom se aparezcan por alguna dirección no específica, aunque Joseph suele venir por el Norte.

Me puse una falda hasta las rodillas que nunca uso para clases y una camisa con un buzo delgado encima. De la nada, cuando realmente no estoy esperando que alguien aparezca, Joseph me sorprende tocando mi hombro al aproximarse por detrás de mí (al norte), justo antes de que pudiera darle like a una publicación de una excompañera, en la que se veía a ella y otras dos personas abrazadas en una playa de agua clara, sonriéndose.

—Buenasss.

Saluda, mientras se sienta a mi lado. Y yo dejo el teléfono en el banco.

—¿Noticias de Tom?

—Creo que ya viene. No es del tipo impuntual —se encoge de hombros. Y luego mira mi malteada—. Iba a proponer que fuéramos por una los tres.

—Aún pueden ir, los acompaño —y tomo un sorbo—. ¿Sabes en qué dirección llega?

—Por allá —señaló en la dirección delante de nosotros— creo.

—Ah, por el Sur.

Me mira raro.

—...Ajá. Por el sur.

Unos dos minutos pasan, y cuando llega nos dirigimos a la misma cafetería de la que salió la malteada que ya terminé y tiré en un bote de basura.

Hablan un rato. Y es increíble que Tom haya pasado por tantas ideas de carreras posibles, además de estar interesado en la peluquería. Yo no tengo ni la más mínima idea de qué planeo hacer en el futuro, pero la pizca de vergüenza que me da mencionarlo me obliga a quedar fuera de la conversación en la que, ahora, Joseph hace su aporte mencionando varios cursos que ha visto sobre orientación vocacional.

La conversación cambia su rumbo y la parte de canción que rondaba en mi cabeza desaparece cuando Joseph dirige su mirada a una chica de cabello preciosamente ondulado y ojos verdes brillantes, que no nos mira en absoluto, pero que capta toda nuestra atención.

—Oh, qué linda.

Y entonces, Tom toma un segundo para responder.

—Sí, es linda.

Joseph mira a Tom nuevamente.

—¿Tu tipo?

Miré raro a Joseph. Realmente siento que sé qué respuesta está buscando.

—Oh, sí, eso creo ¿El tuyo?

Joseph ríe unos segundos y ladea la cabeza, antes de entrar a la cafetería.

—Nah.

Nos adentramos, y luego de que ambos se sientan y hacen sus pedidos, no tardan en llegar. Yo me siento frente a ellos y tomo el celular.

—¿Por qué no viene Peter? —pregunto.

—Dijo que estaba con una amiga. —Joseph responde luego de tomar un sorbo de su capuchino, y luego toma su celular también— Mandemos una foto para que quiera venir.

Y acto seguido toma una foto de la mesa con nuestras manos y pedidos, y el mensaje llega al chat grupal de los cuatro. Unos segundos después llega una foto enviada por Peter, pero la foto es una selfie de una chica con cerquillo, cabello y ojos avellana y rulos, sacando la lengua y haciendo el símbolo de la paz. La miro por varios segundos, y Joseph se percata.

—Oh, la gente linda se rodea de gente linda. —Suelto sin pensar, y Tom mira su teléfono también.

—Ah, Jéssica.

"Algo así como estar bien".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora