Actualmente...
P. O. V. KAI:
El cambio de actitud de Kikyō me había dejado sin palabras y, de hecho, había puesto el ambiente demasiado tenso, incluso cuando regresó al sillón y se dejó caer sin decir nada más. Ninguno se atrevió a hablar.
El paso de las horas se sintió peor con el abrumador silencio. Aún cuando las últimas semanas había intentado adaptarme a ese vacío, me costaba creer que con la situación actual, el ambiente fuera tan pesado entre nosotros. En eso había tenido razón Niggel, no era el momento para que discutieramos entre nosotros.
Luego de un rato, me dispuse a buscar algo para comer. Debimos traernos algo, pero para empezar nuestras mochilas se habían quedado en el palacio. En la alacena encontré unas latas de comida y unas pocas raciones de galletas, hice cálculos y nos servirían para terminar el día y si lo racionabamos alcanzarían para mañana.
-Es lo mejor que encontré, por no decir que solo había eso - les anuncie luego de llamarlos a la mesa.
-Ojalá hubiéramos traído nuestras mochilas. - se lamento Carla.
-Alcanza para mañana, ¿alguno traé dinero para comprar más? - pregunte.
Para este punto, todos debíamos estar conscientes de que no volveríamos en unos días, puesto que, a pesar de lo espeluznante que sonaba estar en territorio enemigo, ninguno estaba dispuesto a marcharse sin respuestas.
Entre todos juntamos dinero suficiente para cubrir, si tenías suerte, una semana de suministros. Era una buena noticia y justo para el tiempo que pensábamos estar aquí.
Mientras comíamos y veíamos que debíamos comprar, fue cayendo la noche, pero solo fuimos consciente de ello por el reloj que llevaba Kikyō en la muñeca. Pasaban de las 11 pm, pero al carecer de un cielo, en la ciudad subterránea era difícil saber si realmente era esa hora. Como fuese, nos la arreglamos para ocupar las literas del cuarto que ya había visitado antes; Carla ocupo la parte de arriba de la litera izquierda, Niggel la parte superior de la derecha, kikyō la inferior de la izquierda y yo la que sobraba. Aunque, si soy honesto, no pude conciliar el sueño en toda la noche.
A la mañana siguiente. Fui el primer en levantarme y en echar un vistazo afuera, abrí la puerta y me quedé en el balcón observando la ausencia de vida de aquel lugar. Había algo rondandome la cabeza desde que comencé a analizar lo sucedido.
-¡Buenos días! - saludo Carla desde la puerta de la casa. - ¿No dormiste, cierto?
-¿Cómo lo sabes? - le dije sin moverme de mi lugar.
Se acerco y se acomodo a mi lado. Parecía tranquila y lista para una aventura.
-Yo tampoco dormí. - confesó y soltó una risilla. - Aún no me creo que estemos aquí, pero tampoco me quejo.
-Crei que estabas del lado de Kikyō - comente sorprendido.
-Lo estoy. También creo que eres un idiota por no contarnos que querías venir aquí, nos habrías evitado muchos problemas. - Explicó. De nuevo la franqueza Jeager atacaba. - Creeme que somos capaces de decir cuando queremos y cuando no hacer algo. Si estamos aquí es porque así lo quisimos todos, no hay razón para culparte por eso.
-¿Por qué siento que viene un gran “pero” ahora? - añadí medio en broma.
-PERO, me habría gustado tener un mejor plan que solo improvisar sobre la marcha. - concluyó.
Yo no era de hacer planes. Era consciente de que, aunque planeará cada insignificante detalle, nada saldría nunca como se tenía pensado, siempre existía la necesidad de improvisar, de actuar conforme avanzaba la situación, al menos así había aprendido de mis padres.
-En ese caso tendremos que pensar en un plan antes de continuar... - razone.
Nos quedamos un rato ahí afuera, sintiendo el sofocante clima seco y templado, carente de ráfagas de aire fresco o de ruidos. Todo era un silencio abismal, potenciado por la oscuridad eterna del lugar. Es obvio, pero... Ya no estábamos en la superficie.
Pasado el rato, Niggel y kikyō despertaron, nos preparamos el desayuno y nos sentamos en silencio.
-Tomemos este día para organizar un plan... - sugerí luego de un rato de tensión. - Cada uno pensemos en algo y al final elijamos el mejor plan o usemos todos, pero por hoy debemos quedarnos aquí.
Niggel y Carla no tuvieron objeciones. Y aunque Kikyō pareció querer contradecirme, se lo pensó mejor y no dijo nada.
Acordado lo anterior, no podía simplemente quedarme mirando paredes y esperar a volverme loco por no pensar en nada, así que opte por buscar algo con lo que entretenerme. Lo encontré en una puertecilla junto a la ventana: había un par de escobas, trapos, baldes y productos de limpieza.
-¡Bingo! - celebre.
Tomé un balde, una escoba y los trapos, uno de estos últimos me coloque en la cabeza; me dirigí a la cocina para hacer uso de la toma de agua. Comí esperaba, el primer chorro de agua, ni siquiera parecía serlo, era más tierra hecha lodo; afortunadamente poco después, cayó un poco de líquido servible, que seguia pareciendo agua estancada, pero algo era algo. Ahora entendía porque mi padre se quejaba tanto de este lugar.
Prepare lo necesario para comenzar mi labor de limpieza y me dirigí a los cuartos. Sentía las miradas curiosas y sorprendidas de todos, pero las ignore; aunque no hizo falta con la rubia pues se las había arreglado para encontrar una libreta y una pluma, donde luego de revisarla con curiosidad y decidir que no había nada interesante había comenzado a escribir quien sabe que cosa, por lo que solo me había prestado atención un momento antes de volver a lo suyo.
Di inicio a mi tarea del día, procurando no solo sacudir, barrer y limpiar cada rincón de los pocos espacios de la casa, sino también me dispuse a buscar escondites secretos, maderas sueltas o algún secreto oculto en la casa. Tenía la esperanza de que quizá Levi tuviera esa manía desde joven y aquí en su primer hogar tuviera escondites con más tesoros útiles. Pero, estaba limpia... Bueno, limpia en cuanto a secretos, pero sucia por el polvo y los años.
-¡Que decepción! - susurre dejando las habitaciones y el baño limpios.
-¿Por qué lo haces? - pregunto Niggel en cuanto me vio aparecer en la cocina. Lo mire con duda.- Limpiar la casa, a eso me refiero.
-Ah...pues...
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Levi's diary
FanfictionMiembro de la Legión de Reconocimiento, proveniente de la Ciudad Subterránea, hijo de una Ackerman, soldado, compañero, líder, amigo... ¿Qué más podría decir para describirlo? Levi Ackerman, uno de los grandes héroes. Pero... Aún hay más que contar...