Hablemos de magia, de esa que causa cosquilleos en la tripa, de esa que me provoca una risa tonta, aquella que cuando me besa siento un sabor dulce entre mis labios.
La magia que eriza mi piel con un simple roce, aquella que cada vez que me mira le brillan los ojos y me abraza con fuerza, aquella que cuando estamos juntos me hace estar en calma y no en guerra.