III

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No se trataba en decirme que me quieres

se trataba de mostrarlo,

solo tenías que cuidarme como debes,

solo tenía que comprobarlo;

y comprobé lo que por mí sientes

que no era más que un amor amargo,

una necesidad de ser amado

por cualquiera que quisiese

ser luego destrozado.

Entre rosas y espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora