La historia de Heidi es la de una pequeña huerfanita que es llevada por su tía a vivir con su pariente más cercano, su abuelo, que vive recluido en una cabaña en los Alpes. Heidi también se hace amiga de un niño pastor, Pedro, con quien sube a las m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(Estación de tren, Maienfeld)
Diciembre
___________________________________
Frankfurt, Alemania. 26-12
Mi querida y adorada Heidi:
Estoy escribiéndote desde la comodidad de mi casa, junto a mí tengo una taza de té de frutilla y unos cuantos bizcochos que preparé.
Iba ser una sorpresa para ti, pero aprendí a hornear ¿puedes creerlo? No importa, en cuanto te vea y podamos tomar el té, te deleitaré con mis creaciones.
En fin, dejando de lado mis nuevas habilidades culinarias, me he alegrado tanto de que me hayas escrito. No sabes cuanto te echo de menos. Tenemos muchísimas cosas de que hablar.
No creas que he ignorado todo lo que me dijiste en tu carta, parecía desesperado. Pero déjame decirte, mi querida amiga, que esas cosas sólo las podemos hablar en persona.
Y es tal la urgencia que tengo de verte y hablar contigo (además de que te extraño) que no se me ocurrió mejor idea que aceptes mi invitación a pasar este nuevo año juntas en mi hogar junto a mi familia.
No creas que la invitación te incluye sólo a ti, he enviado cartas-invitación dirigidas al abuelito y a Pedro por supuesto, si vamos a recibir un año nuevo entonces hay que hacerlo bien ¿verdad?. En realidad no sé cómo no se nos ocurrió antes.
Quiero verlos pasar las puertas de mi casa, a primeras horas del día, el treinta de diciembre (sumé un día adicional solo para ponernos al día).
Notarás que mi carta es algo breve, no necesito decirte nada más. Guardaré mis palabras y saliva solo para cuando nos veamos. Verás que tampoco acepto una negación como respuesta por parte de ninguno de los tres, mucho menos de ti, Heidi Hessen.
Tampoco te molestes en responderme, sé que te veré en cuatro días.
Espero que sea así.
Siempre tuya. Clara Sesemann.
________________________________
La mañana del veintisiete de diciembre era soleada, aunque las temperaturas fuesen bajísimas, el día parecía querer hacer competencia con un radiante sol que iluminaba cualquier pino del pueblo.