Capítulo 3

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Jimin  inspiró profundamente, intentó distraerse con la conversación de las dos recepcionistas.

- En seúl se le considera el hombre más guapo del año y cuando la prensa se entere que rescató a su vecino... las mujeres lo van a perseguir como un gato a un ratón.

Las palabras "rescató a su vecino" llamaron la atención de Jimin y después asimiló el resto de la frase "el hombre más guapo del año", se repitió entre dientes.

- Los demás abogados no le llaman "guapo"- resopló la recepcionista mayor-  casi todo lo que le llaman es demasiado fuerte para repetirlo. Mi hermano trabaja en el juzgado y me dijo que cuando los abogados se enteran de que tienen que enfrentarse a Jeon Jungkook  se ponen suspensores antes de ir al tribunal.

Jimin dio un respingo de sorpresa.

- Debe ser un hombre difícil de manejar si es que no imposible- dijo la recepcionista mayor.

- Puede,  pero sería divertido intentarlo- la otra recepcionista sonrió coqueta.

- Aquí llega el soldado herido, deja de relamerte y compórtate.

Intentando asimilar la conversación, Jimin observó a Jungkook  entrar en la sala de espera con las manos vendadas.  Tenía un cierto aire despiadado,  pensó, era muy distinto del chico que conoció en Busan.  Alto, de espalda ancha, delgado y musculoso, emanaba un aura de fuerza y poder.  La fuerza lo atraía, su aire despiadado lo incomodaba.  La estructura ósea de su rostro claramente esculpida amplificaba su imagen de poder, la fuerte mandíbula unida su mirada intensa y su postura erguida sugerían una seguridad viril que resultaba casi intimidante.

Estaba claro que ese hombre ya no estaba a merced de abusones y matones.  Se preguntó si Jungkook le explicaría el secreto. Él llevaba toda la vida enfrentándose a abusones y casi siempre sin éxito.

Negándose a sentirse intimidado por él, se irguió.

-  Yo pensé que te vendría bien que te llevará a tu casa- le dijo Jimin.

- Gracias, estaba a punto de llamar a un taxi-  dijo el tras dudarlo un segundo.

- Es lo menos que puedo hacer, me salvaste la vida-  dijo Jimin cuando lo guiaba hacia el coche.

Vio el pequeño bulto que tenía en la nariz e hizo una mueca.

-  No tienes suerte conmigo,  es la segunda vez que sales herido por rescatarme- le dijo Jimin recordando que tenía la nariz un poco chueca por culpa de su hermano.

Jungkook se pasó la mano vendada por la nariz y lo miró irónico.

- El primer rescate marcó el principio de una nueva vida para mí y el incendio no ha sido culpa tuya.

Jimin le abrió la puerta del coche y le vio encoger las largas piernas para meterse en el pequeño auto.

- Siento mucho lo de tus manos- le dijo mirándolo a los ojos.

Jungkook le devolvió la mirada, se miró los vendajes y frunció el entrecejo.

- Disculpas aceptadas,  más que nada va a ser incómodo.  Quién sabe,  no soy muy dado a realizar obras de caridad, quizá está a  sido para salvarme del infierno.

Tenía sentido del humor, pensó Jimin, pero ninguna suavidad, reafirmando su opinión de que el hombre no se parecía en nada al niño que había conocido. Aunque tenía curiosidad no le hizo ninguna pregunta en el trayecto a su casa.  Impulsivamente paró en una cafetería y compró café y una galleta gigante para él.

Cuando llegaron a la casa Jungkook tuvo dificultades con la llave, Jimin se la quitó y abrió la puerta y Jungkook maldijo. Jimin no se lo reprochó, los vendajes eran tan abultados que sus manos eran prácticamente inútiles.

- ¿Cuánto tiempo tendrás que llevar los vendajes?-  preguntó Jimin.

- Una semana o dos-  casi gruñó él y añadió-  gracias por traerme y por comprar el desayuno.

Jimin se dio cuenta de que él se comería las uñas antes que pedir ayuda.

- Te llevaré el periódico y la bolsa a la cocina-  dijo Jimin y lo siguió hasta la cocina.

Instintivamente tomó nota de la limpieza y orden imperante. Pensó desdeñosamente, pero con cierta envidia que era un maniático del orden.  El opinaba que esos especímenes se perdían alguna de las experiencias más divertidas de la vida, pero a cambio siempre sabían dónde habían dejado las llaves del auto.

Se recordó a sí mismo que su misión no era ayudar a Jeon Jungkook a pasarlo bien.  Tiró el periódico encima de la mesa de la cocina y miró las fotos y el titular de la portada.

...Prominente abogado salva a sus vecino- leyó en voz alta- él prominente abogado John Jungkook, nominado soltero del año por el Magazine Plus, rescató a su vecino de un incendio...

- Justo lo que necesitaba-  gruñó Jungkook- ya he tenido que cambiar mi número de teléfono y quitarlo de la guía por toda esta estupidez de soltero del año.

El teléfono empezó a sonar.  Jimin miró a Jungkook.

- ¿Quieres qué conteste?- preguntó Jimin al cuarto toque.

-  No- dijo-  sí es importante me llamarán por el buscador.

- ¿Porqué no te sientas y te comes la galleta?,  yo me marcharé, ¿tienes bolsas de plástico grandes?- pregunto Jimin abriendo los cajones.

- En el cajón de arriba a la izquierda,  ¿porqué?- le preguntó.

-  Porque te protegerá los vendajes- le explicó Jimin sacando dos.

Desenvolvió la galleta, le puso las bolsas de plástico en las manos y se apartó.  Notó que Jungkook lo miraba con curiosidad y deseo llevar puesto algo que no fuera un chándal viejo y deforme, algo de Chanel o una armadura.

- Ya estás listo-  dijo Jimin consiguiendo esbozar una sonrisa.

- ¿Qué haces en Seúl, Jimin?¿estudias en la universidad?

-  Sí - asintió sorprendido- ¿Cómo lo has sabido?

- Pura suerte, Clarence suele alquilar el apartamento a estudiantes universitarios- le respondió Jungkook mordisqueando la galleta.

Jimin luchó contra sus recurrente punzada de duda sobre la universidad, una punzada era mucho peor que una puñalada y había luchado mucho para conseguir que su falta de confianza se redujera a una punzada.

- Conseguí una beca,  me encantan las clases, pero han pasado años desde el instituto y es más difícil de lo que creía.

- Ya te acostumbrarás.  ¿Qué has hecho desde que acabaste el Instituto?- le preguntó Jungkook.

- Ser peluquero en Busan- le respondió Jimin.

Jungkook se rió entre dientes y Jimin parpadeó.  Era la primera vez que veía algo parecido una sonrisa en su cara.

- ¿Porqué será que no me sorprende? ¿no solías masacrar el pelo de tus muñecas cuando eras pequeño?

- No masacraba- lo corrigió,  mientras él acababa la galleta y bebía un sorbo de café- era una primera fase de diseño. Genialidad precoz- se burló de sí mismo- ¿ Y tú, qué? Abogado. ¿Persigues a los chicos malos?

Jungkook volvió a beber y su sonrisa se apagó.

- Eso me gusta pensar.  Otros no dirían lo mismo.

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Mi caballero de brillante armadura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora