Algo que Katsuki ama más que la verga de su Alfa, es su jodido apellido, y es que ese apellido estába destinado a ir con su nombre.
- Te amo, Midoriya Katsuki.-
Simplemente, perfecto.
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Lᴏs ᴘᴇʀsᴏɴᴀᴊᴇs ɴᴏ ᴍᴇ ᴘᴇʀᴛᴇɴᴇᴄᴇɴ sᴏɴ ᴅᴇ :
ᴋᴏʜᴇɪ...
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Sus aromas mezclados los hacían suspirar.
— Ah¡! ~ UMM!... zuzu —
En la habitación de aquel recién formalizado matrimonio, se podían oír el rechinar de la cama, los gemidos casi gritos, jageos, súplicas y palabras cargadas de cariño y amor.
Sobre todo amor, porque era así.
Ellos, Alfa y omega, estaban haciendo el amor.
— Omega... —dijo entre suspiros.
— zuzu~ umm! —
Las blanquinas piernas que ahora poseen marcas de dedos, chupones y unas que otras marcas de dientes, se enredaron al rededor de la cadera del enigma, para profundizar las embestidas que iban dirigidas a su punto dulce, y casi rosando a la perfección la entrada de su útero, su vientre el cual se encontraba notoriamente abultado por el tamaño del miembro en su interior.
— I- I-IZUKU¡! ~ —
Su brazos fueron a la espalda del mayor, y sin poder evitarlo sus uñas se enterraron en la espalda llenas de cicatriz que tanto ama.
En ningún momento detuvo sus gemidos, los cuales eran dirigidos al oído del enigma, el cual complacido con ellos solo solto un gruñido satisfecho, para aumentar la fuerza en sus embestidas, su miembro era deliciosamente succionado por las paredes internas del Omega, caliente y apretado, sin duda, su lugar favorito.
Un gruñido/gemido, soltó al sentir como esas paredes internas lo apretaron de repente, y también pudo sentir como unos colmillos atravesaron su glándula de aroma.
Podía sentir como esos colmillos atravesaron su piel, y se hundía a profundidad, podía sentir el delgado hilo de sangre deslizarse por su espalda descubierta.
Lo marcó.
El omega, lo a marcado.
Eso solo hizo, aullar a su lobo feliz de pertenecer al omega carmesí.
Sus embestidas pasaron de ser rítmicas, a erráticas, mostrando su desesperación para correrse dentro de ese calor apretado, y por fin anudarlo.
Quería unirse a el, quería dejar el fruto de su amor en el interior del omega.
Quería un cachorro.
Y con eso, dió una fuerte embestida, el omega entre sus brazos chillo feliz, podía sentir como la base del miembro del alfa se hinchada en su interior, nudo.
Ante eso, se aferró al cuerpo contrario su piernas empujaban la cadera del enigma, sus brazos aprisionando la espalda de este, su uñas clavadas en ella.
