Mirando hacia el techo, sintiéndose perdido y con un vacío en el pecho, la ansiedad subiendo por su interior, asi se sentía el. La maldita rutina y las exigencias lo estaban volviendo loco, todos los días era la misma historia, levantarse, desayunar, ir a trabajar, practicar, volver al piso y seguir trabajando, su vida se había vuelto malditamente monótona, mientras veía su vida pasar por sus pensamientos sentía las frias lágrimas cayendo por sus mejillas, conteniéndose para que nadie lo escuchara, creía que era patético que lo vean asi, tan débil, tan frágil como una rosa. Se levanto de la cama y no pudo contenerse más, comenzó a lanzar las cosas de su habitación, mientras seguía llorando y sus manos temblaban, estaba tan cansado de todo, porque no podía tener una vida normal, porque no podía dejar de exigirse tanto, porque no podía ser feliz si ese era su sueño? Se sentía tan frustrado.
No se dió cuenta que alguien estaba parado en la puerta de su habitación, mirándolo demasiado preocupado, se estaba acerecando a pasos lentos hacia el, como si tuviera miedo a que se alejera, cuando Mark se encontraba parado justo frente a el lo atrajo en un abrazo, podía sentir el cuerpo de Yuta temblar sin parar. Yuta escondio su cara en el cuello de Mark dejando su sudadera húmeda, aferrándose a el como el oxígeno que le faltaban a sus pulmones. Parecía que aquel abrazo solo hizo que Yuta se desplomara por completo, Mark lo sostuvo entre sus brazos acariciando su espalda lento como si fuera a romperse más de lo que su corazón, mente y alma ya lo estaban. Al pasar los minutos la respiración de Yuta iba normalizándose y Mark al notar esto se alejo lo suficiente como para ver su rostro con sus ojos hinchados, aun con lágrimas que descendían por sus mejillas sonrojadas, Mark lo tomo por las mejillas mirándolo a los ojos para decirle
-Porque no me llamaste esta vez? Por dios Yuta sabes que estoy aquí para ti.
Abrázame hasta que se acabe el día... Pensó Yuta
Yuta sabia que eso era cierto, Mark siempre estaba para el, la mayoría de las veces llegaba en medio de sus crisis, incluso una vez había llegado antes de que cometiera una locura, Mark había querido hablar con los demás pero Yuta aun no se sentía listo y Mark estaba decidido a respetarlo solo por un tiempo ya que sabía que Yuta necesitaba ayuda de un profesional, aún no sabia como es que él notaba a Yuta en ese estado y la empresa podía pasarlo por alto.
-Yuta necesitamos pedir ayuda bebé, no puedes seguir así, por favor.-Mark susurró mientras besaba su cabello.
Yuta y Mark eran mejores amigos, Mark llegó a su vida cuando todavía no estaba todo dado vueltas, sin dudas hacia sus días mejores, pero Yuta no podía arrástralo con sus problemas hasta que lo descubrió derrumbándose y lo protegió del mundo oscuro entre sus brazos, obviamente esta no fue la solución porque solo anestesiaba el dolor.
Al dia siguiente se despertó y vió a lo que parecía un ángel durmiendo a su lado, ahora que lo recoradaba la noche anterior se había dormido entre pequeños sollozos en los brazos de su amigo, por el cual guardaba sentimientos que Mark no sabia.
Como un ser con un rostro pequeño, con un puchero tierno y facciones delicadas era capaz de protegerlo y sanar una pequeña parte de el con su amor, Mark no merecía estar pasando por esto, el podría estar pasando sus mañanas, tardes y noches divirtiéndose, trabajando, haciendo lo que el queria, no debería estar consolándolo, Mark merecia más que eso...
-Mark, bebé.- Mark abría lentamente sus ojos mientras sentía la calida mano de Yuta en su mejilla.
-mmh. -Asintió para qué continue.
-Creo que tenemos que hablar.-Yuta notó la preoucupacion en el rostro de Mark y se apresuro a continuar para aclarar lo que quería decir.
-Tienes razón, necesito ayuda, ya no quiero seguir así, ya no puedo cargarte con mis problemas.- El rostro de Mark se relajo por completo, no podía haber empezado el día de la mejor manera, Yuta, su Yuta había aceptado la ayuda, obviamente iba a seguir para el, sabia que aunque este en terapia el camino no iba a ser fácil pero no iba a dejarlo solo, era su amigo, su mejor amigo, el que le hacia latir el corazón a mil por hora, el que podía ponerle el mundo al revés y a sus pies, estaba tan enamorado de Yuta, pero aun no se animaba a declararse, ya suficiente tenia Yuta con su depresión, y si Yuta no sentía lo mismo? Iban a terminar alejados y el no podía dejarlo ahora, no asi.
La felicidad se hizo presente en el rostro de Mark, quien se abalanzo hacia Yuta para quedar encima.
-Yuta enserio? Lo dices de verdad?.-Las piernas de Mark estaban a los costados de la cadera de Yuta.
-Si Mark, lo digo enserio.- Sus manos fueron directo a la cintura de Mark, cuando se dió cuenta ya era muy tarde. Mark estaba tan emocionado que lo dejo estastico.
-Yuta te amo te amo, eres el mejor.- Lo abrazo, con sus brazos alrededor del cuello y su cara en el cuello de Yuta, Yuta casi podía sentir la sonrisa en su piel. El se relajo y sujeto con firmeza a Mark.
-Yo también te amo Mark.- Dijo con una sonrisa, esperando que mediante esa oración pudiera confesarse.
-No como lo hago Yuta oppa.
Y Yuta podria jurar que si sabia que Mark lo amaba como el lo amaba se le hubiera declarado primero.
Los labios de Mark estaban sobre los suyos, un beso lento, calido, aun no se habían lavado los dientes pero que mas importaba si estaba besando al amor de su vida, a su compañero, el que lo apoyaba en todo y el que ahora iba a ayudarlo a salir del mundo oscuro donde estuvo mucho tiempo. Mark se separo para verlo a los ojos.
-Ahora lo entiendes? Te amo tanto que quiero que esto lo hagas por ti, no por mi, algún dia yo no estaré y tu serás todo lo que tienes, y aún así si, si yo estoy tienes que ser fuerte por ti, estoy muy orgulloso de ti, nunca dudes de ti, estas por dar un gran paso que no es nada fácil Yuta.
Lágrimas de emoción salían de los ojos Yuta, Mark tenia tanta razón, era más pequeño que el pero era tan sabio, agradecia tanto tenerlo con el. Volvio a unir sus labios en un beso un poco mas hambriento, Yuta chupo el labio inferior de Mark y lo tiro despacio para después darle un pico que dejo a ambos sonriendo.
-Gracias Makku.
Unos meses más tarde Yuta llegaba al piso que compartia con sus compañeros, volvía de su sesión de terapia, los chicos ya sabían todo, pudo contarles como se sentía, y el dolor que llevó en el pecho por tanto tiempo, ellos lo entendieron y abrazaron tan fuerte, Yuta estaba tan agradecido por los amigos que tenia. Los primeros meses no fueron fáciles, a veces se enojaba o lloraba por cosas pequeñas, pero se encontraba tan sensible que era difícil controlarse, su psicólogo lo oriento y lo ayudo en todo el proceso, podía tener decaídas hasta que sanara por completo, pero ahora, todo era menos pesado, más fácil, tenia ayuda profesional, a sus amigos y a su ahora novio y lo mas importante, se tenia a el, no necesitaba mas nada.