•Capítulo único•

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De antemano pido disculpas si hay algún error ortográfico o yo qué sé, la verdad me da flojera revisar y releer, bla, bla, bla... Si leo este fic otra vez muero. Mucho texto...

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Fueron solo diez segundos

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Fueron solo diez segundos. Diez simples segundos. Estaba seguro, en serio lo estaba. No podía dudar de él mismo, ¿o sí?

Diez segundos: un lapso tan corto que no sabía si considerarlo como un digno descanso, aunque más que un descanso, se sintió como una pausa. Una pequeña pausa para que su cuerpo pudiera descansar y así evitar que cayera exhausto al suelo, luego terminaría de limpiar las mesas, el mostrador, y una vez que todo esté en orden, por fin dormiría en su acolchada y caliente cama.

Repito, fueron solo diez segundos, incluso se tomó la molestia de contarlos en su mente, así que alguien, quien sea, podría decirle... ¿cuándo es que se quedó dormido?, ¿en qué momento pasaron más de diez segundos?

Lo primero que sintió al despertar fue incomodidad. Para ser exacto, incomodidad desde la punta de su pies hasta la altura de su frente. Parpadeó lentamente hasta adaptarse a la oscuridad que lo envolvía; la cafetería desprendía un ambiente diferente en la noche, se veía tan triste y solitaria. Se mantuvo en la misma posición a pesar de que tanto su espalda y cuello se encontraban adoloridos, mientras sus brazos sufrían de calambres por estar reposando su cabeza sobre ellos. Quién sabe cuánto tiempo transcurrió desde que decidió descansar.

Frotó su adormilado rostro con las mangas de su suéter, soltó un bostezo y después enderezó su cuerpo; estiró los brazos hacia arriba para luego masajear sus ojos con su pulgar e índice. Otro bostezo se escapó de su boca. Cabizbajo, se levantó del taburete y se dirigió al segundo piso, no sin antes ver de reojo su entorno. Sonrió de manera leve y abrió la puerta que conducía al segundo piso.

—Oh, ¿me estabas esperando, Anita? —Una de sus gatas lo saludó, rozando su cuerpo en sus piernas nada más ingresó a su pequeño hogar—. ¿Y tus hermanas?, ¿están durmiendo?

Teniendo la compañía de la minina, se abrió paso entre la oscuridad con el fin de alistarse para dormir. Entró en su habitación y buscó una piyama limpia en su cómoda, después se dirigió al baño y empezó a desnudarse.

Cuando se quitó el suéter, sus ojos miraron su reflejo en el espejo: se veía fatal, qué sorpresa. Llevó una de sus manos a su cuello y se fijó si todavía quedaban rastros de su intento de suicidio. Suspiró al recordar lo sucedido aquella noche. Habrá pasado un mes desde ese incidente, pero hasta ahora sigue sufriendo las consecuencias por haber querido atentar contra su vida.

Una vez cambiado, fue a la cocina y puso a hervir agua en la tetera. Realmente se esforzó mucho en no desmayarse de sueño hasta que tuviera listo su té de manzanilla.

Cualquiera como yo .+Ccino x Nightmare+.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora