Después de desaparecer misteriosamente junto a su hermano mayor en la mansión "embrujada" de Agdeog, y olvidar por completo su pasado, Jungkook, quién ahora trabaja como reportero en la ciudad de Seúl, comienza a investigar "La leyenda de Agdeog." U...
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«Me pregunto dónde está papá» Dijo Taehyung buscando a su padre con la mirada. Miró las manos de Jimin sudar y apretar sus pantalones con fuerza mientras su mirada seguía perdida en el escenario.
—Hyung, ¿estás bien? ¿Por qué estás tan nervioso?
—No pasa nada, estoy bien.
—Si no te sientes bien podemos ir a casa.
—Vámonos, por favor.
—Muy bien, vamos...
Taehyung tomó la mano de Jimin y lo llevó hasta al auto. Cerró la puerta y se acercó al guardia de su padre para hablar con él.
—Hoseok-ah, dile a papá que Jimin Hyung no se siente bien y que estaremos en mi casa.
—Se lo diré, señorito Kim.
Taehyung abandonó el circo mucho antes de la función y llevó a Jimin a su casa para que se calmara un poco. Jungkook se había quedado paralizado frente a Tae Jung, no pudo decir nada y mucho menos moverse. Después de tanto tiempo tratando de encontrarlo, al fin lo tenía frente a él.
—¿Te comieron la lengua o qué? ¿Por qué me miras así?
—Por nada, señor...—tragó grueso —es solo que, creo que voy a volver a mi asiento —sonrió. —No quiero perderme la función. Con permiso...—hizo una reverencia y se marchó —.
Jungkook corrió hasta su asiento y se sentó a tomar aire, sus piernas estaban temblorosas y sus manos comenzaron a sudar por los nervios. La función comenzó y él seguía sin procesar lo que había pasado. Tae Jung se detuvo al lado de Hoseok y miró a Jungkook desde la distancia con una sonrisa.
—Señor, sus hijos se fueron por problemas de salud.
—Está bien. Hoseok, ¿ves a aquel joven sentado frente a nosotros?
—Sí, señor.
El señor Kim levantó la mano y la puso frente a Hoseok, dobló los dedos hacia el centro de su mano; y al levantarlos, una tarjeta de presentación con su número de teléfono apareció entre sus dedos índice y medio.
—Entrégale esto y dile que me gustaría invitarlo a beber algo.
—Sr. Kim, ¿no es un joven de más o menos la edad de su hijo?
—No te pregunté su edad, te ordené traerlo ante mí.
—Sí, señor, perdóneme.
Al terminar la función del circo y la presentación de las marionetas, Jungkook miró a un hombre de negro sentarse a su lado. Este estiró la mano y le entregó la tarjeta.
