- CUMPLEAAAAAAAÑOS FEEEEEEEEEEELIIIIIIIIIIIIIIIZ. - todo el mundo terminó de cantar y aplaudió mientras Amelia apagaba las velas de la tarta.
Era su cumpleaños y Benigna había organizado en su casa una fiesta sorpresa junto a los Gómez. Marcelino había preparado la tarta de nata y chocolate y Benigna y Manolita todo el picoteo y las bebidas.
La morena tenía pensado salir por la noche a cenar con Luisita y luego tal vez a bailar y a tomar algo por ahí. Pero su mujer la había engañado y bien.
La señaló con el dedo y una sonrisa. Sonrisa que la rubia le devolvió mientras le daba un beso firme y aplaudía junto a los demás.
Amelia veía su sonrisa, su alegría por pasar otro año juntas. Pero también veía ese destello de tristeza que se había instalado en su mirada desde hacía varios meses.
Luisita lo había intentado dos veces ya. Y en ninguna de las dos pudo quedarse embarazada.
Ya casi hacía un año desde que lo habían intentado por primera vez. Todo fue bien y normal durante el proceso de inseminación. En la clínica les había explicado todo y lo tenía más que claro. Estaban preparadas para ser madres.
Pero no funcionó.
Amelia aún recordaba el día que Luisita se encerró en el baño a llorar cuando comprobaron que el test de embarazo era negativo.
La morena llamó varias veces a la puerta suplicando a su mujer que abriera y la dejara entrar. Cuando Luisita quitó el pestillo Amelia se la encontró sentada sobre el filo de la bañera, llorando en silencio. Como si no tuviera fuerzas.
Se agachó frente a ella, intentando consolarla, decir algo que aliviara su dolor, pero no le salieron las palabras. Luisita simplemente la abrazó y así se quedaron durante lo que parecieron horas.
A la rubia le costó recuperarse de ese revés. Varios meses más tarde quiso volver a intentarlo. Pero el resultado fue el mismo.
Amelia ya no sabía cómo consolarla. Por suerte Luisita estaba distraída con el trabajo en la editorial y pareció enfocarse en eso durante un tiempo.
Pero Amelia lo veía. Veía esa tristeza sin consuelo en sus grandes ojos marrones cada vez que jugaba con Bruno o daba besos y hacía carantoñas a los hijos de Natalia.
Incluso estando allí a su lado, en su cumpleaños, sabía que su mujer estaba dándole vueltas a la cabeza y culpándose por no poder darle un hijo. El corazón de Amelia se rompía cada vez que Luisita le decía algo así.
Y todos los intentos por su parte para animarla y dejarle claro que no tenía nada por lo que sentirse culpable o pedir perdón caían en saco roto.
Amelia se sentía impotente.
- ¿Has pedido un deseo? - Cata preguntó. La niña ya no era una niña, sino toda una mujercita.
Amelia sonrió. - Claro. Que apruebes los exámenes finales del insti. - bromeó.
- Te lo agradezco. - Cata rio y abrazó a su cuñada.
Amelia vio a Luisita hablando con María y decidió acercarse con un plato de tarta.
- Hola. - canturreó. - Te he traído esta maravilla. - le ofreció el plato.
Luisita sonrió. - Gracias amor. - le dio un suave beso y soltó un pequeño gemido al probar la tarta. - Papá se ha superado. - le dijo a María.
- Y mira a esos dos. - señaló a Nacho y a Bruno que comían tarta y tenían la boca llena y manchada de chocolate. - Tal para cual.
Ahí estaba otra esa tristeza. Luisita bajó la vista hasta su plato y se llevó otro pequeño trozo a la boca, aunque ya con pocas ganas de disfrutar del bocado.
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El Valle - One Shots
RomancePequeñas píldoras de la vida de Luisita y Amelia después del final de El Valle.