Pasó un mes...
Un mes desde que Atlas se fue de esa forma tan abrupta de mi vida. Un mes desde que todas aquellas ilusiones que aún conservaba, se desvanecieran por completo.
Aun así, no permití que eso volviera a derribarme, no recaí como la última vez. Me mantuve firme y en pie. De todos modos, mentiría si dijera que estoy bien.
Si, continúo entrenando y participando activamente en el clan. Si, sigo sin fumar, ni beber alcohol, y no he dejado la medicación. Si, me baño y me cambio de ropa todos los días.
Pero no dejo de sentirme triste y vacío, y el nudo que se me formó en el centro del pecho sigue allí. Desde hace un mes. Continúo sintiendo su presencia a mi lado.
Por las noches me acuesto temprano en la cama, pero me quedó durante horas mirando el techo. Repasando esos meses juntos, una y otra vez, intentando buscar la grieta que debía haber visto para darme cuenta de que todo eran mentiras, que me estaba usando. Pero fue tan real para mí.
Me saqué aquel anillo que me regaló en mi cumpleaños. Estaba a punto de arrojarlo a la basura, pero no pude, el solo pensarlo me revolvía el estómago. Por lo que decidí dejarlo en un cajón. Sin embargo, no tardé en sentir como si me faltara al aire, y regrese por él, como si fuera un salvavidas en el medio del océano. No va a llevarme a la orilla, pero al menos me mantiene a flote. Por ahora. Busqué una cadena, lo pase por esta y me lo colgué en el cuello, debajo de la ropa. No quiero que los demás lo vean. Ellos no lo entenderían.
Se que el sentimiento es algo pasajero. Llegará un día en el que me sienta un idiota con eso colgado en el cuello, por lo que lo guardare en un cajón. Tiempo después, lo veré allí, y pensaré "¿Por qué rayos guardo esta baratija?", y lo tiraré a la basura.
Creo que esa es una buena metáfora para lo que significa dejar ir a alguien. En especial si esa persona nunca te devolvió los sentimientos.
Arwen propuso llevar todo el clan a Corea y declararles la guerra. Estaba colérica cuando le conté. Pero como dijo Astor, eso sería muy fácil. Así que le pedí que lo dejáramos atrás, que quería enfocarme en lo relevante para que nuestro clan retome su nombre. Hay que preservar el legado de los Marshall.
Y eso es lo que estuvimos haciendo este último mes. Reafirmamos nuestro poder. Les recordamos a todos porque nunca deben subestimar a un Marshall.
Estuve a la cabeza de cada uno de los ataques que hicimos. No dejamos a nadie con vida detrás, y quemamos todo a nuestro paso. Literalmente. Digno sobrino de "la dama de fuego".
Descargue toda mi ira, mi furia y enojo en las misiones. Me desquite con cada desgraciado que se me cruzaba por delante. Y se sintió bien. Me lleno de adrenalina y satisfacción. Fue como una confirmación de que todavía soy capaz de muchas cosas.
Soy Izan Marshall y acabare con aquel que piense que tiene una oportunidad contra mí...
O eso es lo que hubiera dicho el antiguo Izan.
El que soy ahora lleva un poco más de paz en su interior. No tengo ese espíritu joven, y deseoso de sangre y poder como veo que tienen los demás... Mi hermano, Dexter, Milo, Ross, Lari...
Ahora tan solo disfruto ir, y hacer mi trabajo, sin quejarme, ni replicar...
- No quiero ir. - digo.
- Por supuesto que irás. - sentencia Arwen.
Nos encontramos en la cocina. Yo estoy sentado en una de las banquetas altas, comiendo una manzana y tomando una taza de café, luego del entrenamiento de esta mañana. Mi tía está parada a un lado, enfrente, con una mano apoyada en la encimera y la otra en su cintura.
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El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)
Romance*SPOILERS "HIJO DE LA MAFIA"* Izan Marshall ha tocado fondo, luego de perder aquello que más quería. Con el corazón roto y desmotivado cree que nada más volverá a producirle alguna clase de emoción, hasta que entra en su vida Atlas Hyun, el heredero...