•Capitulo 3•

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James•

Saliendo del aeropuerto tome rumbo al panteón donde estaba mi madre, fue difícil recordar donde estaba ubicado, muchas cosas habían cambiado desde la última vez, todo lucia muy diferente a cómo lo recordaba.

Trataba de comunicarme con las personas a las que veía pasar, casi ninguna me entendía y era claro por qué, era un chico extranjero, era normal que muchos no me entendieran, pero sabía un poco de inglés así que con eso me ayude un poco a ubicarme.

Tras estar preguntando consecutivamente a las personas que veía pasar, donde estaba el panteón, algunas me daban instrucciones precisas mientras que otros me respondían con un simple "ya estás cerca, no te preocupes por eso" ¿Era enserio lo que mis oídos estaban escuchando? Bueno, yo no quería creer eso, esperaba un poco más de indicaciones de parte de los demás.

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Después de tantas aventuras que tuve para poder encontrar el panteón, tuve éxito, al fin había logrado llegar a mi destino.

Estaba como loco buscando la lápida de mi madre, había muchas y apenas recordaba un poco como era así me puse a revisar una por una, para mi suerte estaban en orden alfabético así que no tuve tanto problema o al menos eso creía hasta cuando visualicé que había muchas personas con el nombre de mi madre, ahí si de verdad me puse a revisar una por una.

Después de un largo periodo de búsqueda logre encontrar la lápida de mi madre, fue un gran alivio haberla encontrado pero también una gran sorpresa y no de la buena,  ¡la lápida de mi madre estaba en el peor estado posible!, no pude evitar enojarme...

—¿¡Cómo se atreven a dejar la lápida de mi madre en este estado!?— grite, estaba furioso, no podía creer lo que veía.

—¡Hey, niño! ¿Por que gritas?— alcancé a escuchar, era una voz ronca aunque lo que más me sorprendió fue que lo que acabara de escuchar estuviera en español.

—¿¡Como de que por qué!? ¡La lápida de mi madre esta en el peor estado posible! ¿¡Que acaso no lo ves!?—

—A ver, primero tranquilízate, niño.

¿Que acaso quería que me tranquilizara? ¿Que no estaba viendo el tipo cómo estaba la lápida?

—¿¡Como me voy a tranquilizar!? ¡Es de mi madre de quien estamos hablando!— grite, seguía sin estar de acuerdo con la situación.

—Esa cosa esta así porque cuando enterraron a esa mujer un hombre solicitó que no hiciéramos nada, absolutamente nada, así si la lápida se iba destrozando poco a poco— dijo el hombre. Desde esas palabras me podía imaginar que era de mi padre de quien estábamos hablando.

—Ese maldito.....— fue lo único que pude decir entre murmullos antes de empezar a llorar, era un chico sensible y no podía evitar sentir una mezcla de enojo combinada con tristeza, esa sensación de el no poder haber hecho nada para que el lugar en donde mi madre descansaría por el resto de la eternidad fuera un lugar más presentable.

El hombre pudo observar cómo me sentía y darme apoyo, me sugirió que el podía cuidar de la lápida eh incluso restaurarla lo más que pudiera. Todo eso sonaba bien pero nada en esta vida es gratis, el hombre pedía una paga a cambio...

—¿Y de donde piensas que voy que a sacar el dinero? ¡Solo soy un chico de 2do de preparatoria!— grite, estaba desesperado, claro que quería conseguir el dinero pero no tenía ninguna forma de conseguirlo, mis familiares me habían dado sólo el dinero que iba a utilizar en el viaje y en el hospedaje, estaba perdido.

—Yo que se, niño, si tanto quieres que tu madre tenga una lápida digna, ve y consigue ese dinero, esa ya no es problema mío— esas palabras sin duda hirieron mis sentimientos, realmente quería el dinero y lo iba a obtener a cómo diera lugar.......

Pétalos de mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora