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Capítulo 10:
Lágrimas brillantes.

En medio de la noche, en mis sueños

deberías ver las cosas que hacemos, cariño, hm.

En medio de la noche, en mis sueños

sé que voy a estar contigo, así que me tomo mi tiempo

¿Estás listo para ello?


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Su padre era un hombre carismático. Encantaba a muchos con su forma de ser, y de esa misma manera, era un as para los negocios debido a ese don bajo la manga. La sangre vil que corría por sus venas lo volvían un hombre frío y calculador, que podía demostrase afectuoso siempre y cuando te merecieses el amor que te compartía. Solía pensar que era un hombre para admirar, su rol a seguir desde que tenía consciencia propia... Sin embargo, el crecer bajo el ejemplo de Lee Minyeon le había costado caro, y ahora se arrepentía de estudiar cada uno de sus pasos meticulosamente, anhelando poder llegar a ser incluso una mejor versión de él.

Sus hermanos por lejos eran el vago reflejo de su padre, heredando quizás el varonil atractivo físico o las destrezas en diferentes actividades sociales. A diferencia de ella, que era la encarnación del hombre hecha mujer, cada una de sus características la componían de pies a cabeza. Ko AhRi detestaba admitir que su única hija cada día se parecía más a su padre, testaruda, soberbia y ambiciosa, todas aquellas actitudes que nadie desearía en una persona, mucho menos en un hijo. Pero aunque aquello ameritaba que la criaran como una paria familiar, su madre se tomó la tarea de formar una chica de oro, que nadie notase que tenía retazos oxidados bajo su cubierta brillante.

El que sus padres se unieran en un matrimonio por amor era casi una obra de caridad por parte del destino. A veces se preguntaba, ¿cómo una mujer tan buena podía querer a alguien como Lee Minyeon? Y aquella interrogante le perseguía, haciéndola creer que quizás la vida no sería tan amable con ella como lo fue con su padre, y la destinaría a la soledad, justo como la atravesaba en ese momento. Para una romántica empedernida se trataba de una muerte segura, y le angustiaba aceptar que quizás ese sería su no tan deslumbrante futuro.

Sumergida en su mente, en una maniobra de protección pura, Miranda comió su postre en silencio; observando cómo su padre pretendía que su existencia no era relevante en aquella mesa. Los demás presentes estaban espectantes a que algún revuelo ocurriese, que hubiese alguna discusión de gran tamaño y que la perfecta cena familiar se fuese al demonio. Sin embargo, conocía bien al hombre, no le daría de qué hablar a los demás, mucho menos si tenía un invitado en su casa. Lee Minyeon jamás era el victimario, siempre meticuloso de quedar bien parado detrás de sus acciones mezquinas.

John Suh conversaba de negocios con su padre, disfrutando de la tarta de melocotones como los demás, a gusto de aquella cena como si fuese un recién llegado. Ella tuvo que contener las ganas de gritarle, exigiéndole una respuesta coherente del porqué estaba cenando esa noche con su familia aparentando que era algo recurrente y común. Temblaba en su asiento por el arrebato que estaba a punto de tener, y aún así, supo cómo mantener la compostura cada condenado minuto.

-Es una felicidad para mí tener a toda mi familia reunida esta noche -Se regodeaba con cinismo, escondiendo la clara ironía en sus palabras hirientes. Bajo la mesa, Mark aún sostenía su mano, jugando con sus dedos de vez en cuando sentía que ella estaba a punto de arrancarse su piel de a poco-. Ha sido una gran sorpresa luego que nos hayan cancelado el vuelo -John y él se rieron al unísono, aunque el primero sonó ensayado como si realmente no estuviese disfrutando la tensión que los envolvía-. Soy afortunado en volver a tener a mi pequeño querubín en casa. -Viéndola fijamente, su padre alzó su vaso de whisky a las rocas para beber, dándole una sonrisa que sólo indicaba la malicia pura que lo componía.

𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora