𝐌𝐂 𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ⭑ 𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘

𝐂𝐨𝐫𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐢𝐝𝐨

Serie: TortillaLand #2.
Contiene: Soft.

— ¡Auron! ¡Necesito hablar contigo!.

El susodicho, golpeó su cabeza contra la estantería de patatas por el susto que le provocó escuchar la voz de su mejor amigo.

Este último, soltó una carcajada al ver al mayor, acariciar el lugar adolorido.

— ¡¿Por qué vienes así de repente?!. — Auron salió por la puerta, mostrando un adorable puchero. — ¡Casi me da un puto ataque!.

Reborn quedó embobado ante esa acción.

Definitivamente, Auron era su mayor atracción en el mundo.

Sacudió su cabeza, quitando esos pensamientos de su mente.

— No seas exagerado. Ven, necesito contarte algo que descubrí.

Sin darle tiempo a decir algo, tomó por el brazo a Auron, arrastrándolo por todo el puente.

Guió al mayor por el jardín, hasta llegar a la capilla.

Esta última, estaba destrozada.

Por dentro, contenía una cruz invertida con bloques reforzados, junto a un cartel del profeta.

— ¿Y esto?.

Reborn sonrió, notando la fingida sorpresa de Raúl.

— Te contaré un pequeño cuento, nene... Había una vez, un grupo de tres sujetos. — Miró fijamente a Auron. — Grandes compañeros de aventuras y un día, decidieron que era buena idea, entrar a mi capilla para llenarla de mierda e inculparme con el profeta.

— Qué feo ¿No?. — Auron carraspeó. — Esos tíos son imbéciles por hacerte semejante aberración.

— ¿Ah sí?. — Sonrió levemente. — Pero hay algo más... Sé que fuiste tú, junto a la vaca lechera de Noni.

— ¿Cómo sabes que fui yo?.

— Tengo cámaras, nene. — Apuntó hacia la cámara que daba a su piscina y parte de la capilla. — Ese aparato, captó como te quitabas la máscara...

Auron tembló en su lugar.

Debía admitir que no fue una idea inteligente, pero en su defensa, no sabía que Reborn tenía cámaras en esa zona de la casa.

— A ver, ese día estábamos aburridos... Decidimos hacer algo para pasar el rato. — Se excusó.

— ¿Por qué en mi casa?.

Con cada palabra que pronunciaba, se acercaba más al contrario.

Hasta que estuvo completamente cerca de su cuerpo, mezclando sus respiraciones.

Pudo sentir el nerviosismo en Auron. Lo conocía tan bien, que sabía perfectamente cuando se ponía nervioso.

Bajaba la mirada.

Su respiración se aceleraba, al punto de sentir su corazón querer salir de su pecho.

Sus ojos observaron con detenimiento, la boca de ese chico al que llamaba "Mejor amigo".

Desde hace un tiempo, comenzó a desear tener esa boca sobre la suya.

Se sentía enfermo por tener aquellos deseos con su mejor amigo, pero se mentiría a sí mismo si dijera que lo veía de esa forma.

Reborn sonrió para sus adentros.

No sabía qué consecuencias podría traer aquello que haría, pero no quería perder la oportunidad.

— Por las ris...

Sin perder, juntó sus labios con los de Auron, sin moverlos.

No encontraba las palabras adecuadas, para explicar
la sensación de tener sus labios pegados a los de ese chico que tanto amaba.

Por un momento, sintió el cuerpo de Auron estático.

Rígido.

Sin movimiento alguno.

El miedo invadió su corazón.

Hizo el amago de separarse, pero en ese instante, el mayor movió sus labios.

Se sentía como un sueño.

No podía creer que estaba siendo correspondido.

Con el corazón latiendo a mil por hora, enrolló sus brazos en la cintura de Auron. Acercándolo más a su cuerpo, mientras sus labios se movían en perfecta sincronía.

El beso era dulce, sin segundas intenciones.

Simplemente, expresaban en cada roce, el amor que sentían por el otro.

Las manos de Auron, fueron a parar en el cabello del menor.

Acariciándolo con suma tranquilidad, con suma ternura.

Querían aprovechar al máximo aquel momento. Por fin sabían, que eran correspondidos.

— Tenía planeada una venganza en tu contra por lo que hiciste, pero... — Susurró en su boca. — Si pagas tu condena, con besarme cada puto día de mi vida, me doy por satisfecho...

Auron sonrió, sintiendo su corazón saltar de emoción.

— No tienes que pedirlo... Te besaré siempre, ahora que sé, que sientes lo mismo por mí.

Reborn se dedicó a negar con la cabeza, mientras mordía su labio inferior, sonriendo.

Propinó un casto beso en los labios de Auron.

Uno tras otro, hasta volver a fundirse en la calidez de sus besos.

En la calidez que le transmitía ese amor.

Un amor verdadero.

Un amor que podía luchar contra lo que fuera.