◇ Capítulo No. 2 ◇

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-Se trata de mi sobrino- El padre colocó una fotografía entre sus manos. El chico tenia cabello castaño, piel blanca, con una mirada inocente y llamativos labios rosados, en la foto sonreía y hacía una señal con su dedo medio hacia la cámara-. Pensamos que si él se interesa en el sacerdocio podría enderezar su camino. Mi padre está convencido de eso.

Bien, de acuerdo. Todo iba muy bien para Zee, hasta la parte donde escucho "Enderezar Su Camino" en su experiencia con adolescentes; Nunca fue buena idea tratar de convencerlos en ser sacerdotes, eso sin duda simplemente era una vocación con la que se nacía. Si había un chico rebelde que contradecía a la sociedad, sería complicado hacerle ver el camino de dios como una opción de vida.

Zee se mordió el labio sin saber muy bien que decir y el padre continuó.

-Habla con él, intenta hacerte cercano a él. Haz que se interese en las actividades del seminario y quizá, solo quizá él podría ser mejor de lo que es ahora. Tenemos un mes para poder ayudarlo antes de que mi padre venga por el y vuelva a casa, porque debe ir a la universidad.

-Pero padre...

-Zee alguien como él te necesita. Nos necesita. Necesita de Dios, y tenemos que ayudarlo.

Zee tragó duro ante aquella sensación de impotencia que le provocaba toda esa situación, no podía negarse en ayudar aún ser que lo necesitaba. Aunque el padre no estuviera siendo muy claro con la situación, pero él aceptó. Aceptó ayudarlo, aceptó hablar con el chico y pidió en una oración rápida que dios pusiera en su boca las palabras correctas para hacer que el chico mejorará su comportamiento.

El padre no le dijo que había hecho, ¿porqué había tanto misterio con él? El padre había pedido su ayuda cientos de veces y siempre le daba detalles claros, pero esta vez las cosas no eran claras .

Más inquietante fue cuando el padre le entregó una llave, era la llave de la habitación del chico. Zee no podía dejar de mirarla una y otra vez cómo preguntándole a dios ¿Qué pasaba si el chico escapaba? ¿Qué pasaría si ese chico era un asesino serial y lo asesinaba? Le dolió un poco el estómago tan sólo con visualizar una serie de imágenes. Pidiéndole a dios introdujo la llave en el cerrojo con los dedos temblándole como gelatina.

Al abrir la puerta se apresuro a entrar y cerrar de nuevo y todo lo que encontró fue a un chico con las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta mirando por la ventana.

-Buenas tardes. Que dios este contigo- murmuró sin mucha confianza en sus palabras y lo escuchó soltar una risilla sarcástica.

-¿Dios? No me vengas con eso ¿Dios permitiría que tengan a alguien encerrado como un delincuente? - el chico se giro un poco para ver a Zee -. Como ya te diste cuenta, Dios no está por aquí.

-Ya deberías saber que es mucho más valioso todo aquello que no podemos ver y aún así creemos en su existencia- Zee trató de sonar filosófico y quería verse como alguien maduro para ganarse el respeto de ese pequeño hombrecito arrogante.

Pero todo lo que logró fue que el chico se carcajeara.

Zee lo miró de cerca, era guapo y mucho más joven que él, pero lucía mas firme en sus convicciones. Tenía rasgos muy finos, debía tener unos 18 años tal vez.

-¿Me dejaras salir de aquí, padre? Preguntó.

-Aún no soy padre, soy un seminarista - Zee hablo con confianza y le sonrió al chico. Eso siempre funcionaba, al mirarlo a los ojos, debía mostrar todo lo contrario a las emociones negativas que le demostraba.

-Uy, eso suena mal. Muy mal- el chico camino hacia Zee cortando distancia entre los dos, acercó su rostro tratando de quedar a la misma altura que el seminarista, ya que la diferencia de tamaño era mínima -. Mi tío debió decirte que un seminarista no tiene la autoridad para practicar un exorcismo.

-Tú no estás poseído.-Respondió Zee. Me dijeron que tu nombre es Saint Suppapong ¿Puedo llamarte Saint?

El chico ignoró por completo esa petición y prefirió continuar la conversación a su conveniencia.
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