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Entré corriendo a la sala dónde se encontraba Berlín tirado en el suelo. Estaba temblando y el color de su cara era blanco total, parecía muy enfermo.
— ¿Qué narices te pasa? — pregunté preocupado. Me acerqué de prisa a su cuerpo y empecé a empujarlo, esperando que reaccionara — ¡Eh, Berlín, tío! ¡Mierda!
Viendo que mis intentos de "despertarlo" no daban sus frutos, agarré las llaves que estaban en mis bolsillos y le desaté las manos. Grave error. En cuanto sus manos quedan libres, me sujetan fuertemente del cuello del traje y me da un cabezazo. Caigo a su lado y siento como con el mismo cable que tenía anteriormente atado a sus manos, esta vez me comienza a estrangular. Cuando siento que ya no tengo suficiente oxígeno, comienzo a perder el conocimiento.
— Lo siento, Río, es cuestión de vida o muerte — oigo como pronuncia esas últimas palabras antes de desvanecerme.
[...]
Corro lo más rápido que puedo hacia la sala de utensilios que me ha dicho París. Esquivo como puedo a los rehenes que huyen despavoridos, tal y como lo ordena Nairobi. Cuando abro la puerta, la escena es un tanto irreal.
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𝘽𝙖𝙟𝙤 𝘾𝙤𝙣𝙩𝙧𝙤𝙡 [La Casa De Papel: Corea]
Acción« Solo vemos las consecuencias cuando están delante de nuestras narices. » ᵀᵒᵏⁱᵒ « Tienes que quererte más y pasar de ese payaso, que encima te chulea. » ᴺᵃⁱʳᵒᵇⁱ « La traición no depende de cuánto amas a alguien ni de cómo, depende de la magnitud de...