CAPÍTULO 9: VERDADES...

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En lo que estaba limpiándome las heridas en el baño, sentí una presencia detrás mío, sólo volteé a ver de reojo, era Maggie.

– ¿qué te pasó? – me preguntó Maggie.

– un mapache me atacó, es todo.

– por aquí no hay mapaches.

– Daryl y yo vimos uno... que luego me atacó. – la miré a través del espejo, sus ojos se notaban llorosos. – ¿qué ocurre?

– lo siento.

– ¿por qué?

– Glenn y yo fuimos a la farmacia a surtir medicamentos.

– okay... ¿y qué tiene de malo eso?

– tuve sexo con él. – sentí frío en mi pecho.

– ¿y te gustó? ¿Te gusta Glenn?

– Rory...

– lo nuestro... pensándolo bien... jamás se formalizó, no te preocupes, siéntete libre de culpas, el sexo hetero es genial y si llegas a sentir algo por Glenn, bien por ti. – salí del baño, de nuevo las ganas de llorar aparecieron.

¿No fui suficiente para ella? O tal vez fui su experiencia lesbica para confirmar que es hetero, o tal vez es bisexual pero ahora preferirá más tener sexo con un hombre y estar con uno, tal vez ambos estarán juntos, tener relaciones no garantiza sentir algo por el otro al instante.

– Rory, ¿qué pasa? – me preguntó papá.

– no es nada.

– ¿qué te pasó en la cara y en los brazos?

– no es de tu incumbencia.

– Rory... – me detuvo tomándome del brazo, tratando de no lastimarme. – sabes que puedes confiar en mí.

– ¿cuándo en mis 23 años he confiado en ti?

– quiero recuperar esa confianza, Lori dijo que sería bueno para ti, para ambos y para los cinco que tú y yo nos llevemos bien, que tengamos una buena relación de padre e hija.

Pensaba decirle que no, pero... ¿cómo algún día lograrlo si le digo que no?

Mierda, un mes en encerrada con terapia y funcionó esa basura.

– bien... – salimos de la casa y nos sentamos en los escalones. – lo primero es que... Maggie y yo ya no estamos juntas... – mi voz se quebró al soltar esas palabras. – no es como si hubiésemos estado juntas por mucho tiempo, pero tenía algo con alguien, siento... sentía algo por alguien y ahora... se fue a la mierda.

– ¿qué ocurrió?

– se acostó con Glenn... aunque la verdad no la culpo, llegué yo y pasó, llega él y pasa... no insinuo nada pero supongo que es normal, digo... estamos en un maldito apocalipsis. – me solté a llorar y él, no veía cómo pero poco a poco me fue abrazando.

– tranquila...

– o tal vez sólo fui su experiencia lesbica o no fui suficiente, no lo sé, papá.

– no digas eso, no es normal lo que hizo y no trates de justificarla, te fue infiel...

– el problema también es que jamás lo formalizamos.

– no importa, tenían algo y ella lo traicionó... y no pienses que no eres suficiente, Rory, el que esté contigo será muy afortunado... claro, primero tendrá que pasar sobre mí, tu mamá y Shane. – reí. – pero encontrarás a alguien que te aprecie porque el que o la que realmente lo hace, no traiciona ni te lastima. – le sonreí y él igual a mí. – ¿de acuerdo? – asentí.

– también... hay otra cosa... de la que no sé si sabes, sólo mamá y Shane saben. – su sonrisa se desvaneció pero me miró atento. – estas heridas... si le preguntas a Daryl, te dirá que me las hizo un mapache pero no es así, yo le pedí que diga eso en caso de que le pregunten... pero... antes de que toda esta mierda empezara... – me miró mal. – es una mierda, es la verdad. – tomé aire para poder contárselo, es difícil admitir lo que tengo. – ¿te contaron por qué no estaba con mamá, Shane y los niños en el campamento? – negó. – bueno... cuando estabas en coma... a mí me llevaron a un psiquiátrico donde me diagnosticaron... con depresión crónica con esquizofrenia paranoide. – me miró sorprendido, parecía que quería decir algo pero no tenía las palabras o tal vez las tenía pero no quería cagarla. – estuve ahí por un mes, luego empezó todo, pasé dos semanas encerrada y me ayudaron a salir, salí junto a varios enfermeros y otros pacientes pero los caminantes invadieron nuestro campamento y todos nos dividimos, llegué aquí y por eso los encontré hasta ahorita... la familia Greene no tiene idea de eso, no quise contar que soy una enferma mental.

– entiendo...

– explica muchas cosas de mi comportamiento, aunque según mi doctora la depresión es a causa de traumas mientras la esquizofrenia es a causa biológica, la heredé de alguien.

– recuerdo que una tía, la tía Bonnie, ¿la recuerdas? – asentí. – ella tenía y luego tu primo Ulises lo heredó, no eran tan cercanos a nosotros genéticamente pero puede ser que lo heredaste de ellos.

– ¿la locura viene de tu familia? Qué novedad. – sonrió. – ¿no estás...?

– necesito procesarlo pero no es algo que tú controles.

– ¿ahora porque sabes que tengo esto serás así?

– ¿así cómo?

– bueno.

– no, cada momento puede ser el último, no quiero morir en malos términos contigo, no me lo perdonaría, eres mi niña... esas enfermedades no tienen nada que ver con eso.

– ¿tuviste que quedar en coma por un disparo, que se acabara el mundo y que le hayan disparado a Carl para que te dieras cuenta de eso? ¿En serio? – pregunté casi riendo y él rió nervioso. –  qué buen padre, se nota lo buen padre que eres.

– ahora sí lo seré. – besó mi frente, sentí extraño pero se sintió bien.

¿Acaso así se siente recibir amor paternal?

Aún me tenía abrazada, así que hice lo mismo que él, poco a poco hallé la manera de regresarle el abrazo.

– lo prometo.

– ojalá cumplas tu promesa.

– se acabará el mundo de nuevo. – dijo mamá acercándose a nosotros y se unió al abrazo. – me alegro de que se estén empezando a llevar bien.

Creo que yo igual.

Sí. Yo igual.

Perfect [Daryl Dixon & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora