I

574 29 8
                                    

||AMO escribir palabrotas. Yo quería ver a estos dos follando desde que vi la película. Más de un mes después, aquí estamos. El título es de la canción Kill me pretty, del soundtrack de la película. En español suena medio culero. ||

Catarina podría describirse a sí mismo, como la persona con la peor suerte del mundo. Incluso podría decir que del universo y hasta de la historia. Aun si Maria solía decirle que su suerte no era mala, sino buena, para el hombre del cabello rubio no había más que malas jugadas del destino.

Así que ahí estaba, con las manos sobre la pared y una pistola contra su nuca. Durante ese viaje ya se había arrepentido, en un par de ocasiones, de no tener un arma. El ahora, era aún más desolador. Mandarina suelta un largo bufido, demostrando lo enojado que esta.

—Amigo, no dejes que la ira te controle. Podemos hablarlo. —Catarina intenta mirar al hombre detrás de él, pero el cañón del arma se empuja contra su mejilla—. Lamento haber golpeado y robado a tu hermano, te regreso su teléfono y todos contentos ¿Qué te parece?

—Vete al carajo, pedazo de mierda. —El hombre del cabello castaño empuja el cañón sobre el rostro del rubio a medida que habla. Se detiene un segundo, como si reflexionara sobre algo y después levanta el arma hasta que toca la sien de Catarina—. Quítate los pantalones.

— ¿Qué? —El hombre mayor intenta mirarlo para saber si se trata de alguna broma.

—Quítate los putos pantalones, si intentas pelar o gritar te vuelo los malditos sesos. Así que hazlo, rápido. —Mandarina golpea la cabeza el hombre más viejo con el cañón, enfatizando las últimas palabras.

—Está bien amigo, relájate. No sé por qué quieres que haga algo así, pero lo haré. —Las manos del hombre de cabello rubio tiemblan ligeramente al tiempo que bajan hasta el borde de sus pantalones. Los dedos del ladrón se entorpecen, haciendo que le sea, casi imposible. Mandarina hace otro sonido de molestia y empuja con más fuerza la pistola. Cuando Catarina logra librarse del botón, tira del zíper y deja que la prenda se deslice por sus piernas—. Ya está, listo.

—Los calzones también.

— ¿Eh? —El ladrón se vuelve para mirar a los ojos a Mandarina, notando que realmente no está bromeando—. ¡No! ¿Pero qué carajos hombre?

—Dije que te quites los calzones. —Mandarina mueve el tambor del revolver, dejando la bala lista para ser disparada.

—Bien, bien. —Catarina mueve sus manos y regresa al borde de su ropa interior, curvando un poco su cuerpo para hacer que la apretada prenda caiga. Continúa inclinándose hasta que la prenda deja sus muslos y se une a los pantalones en sus tobillos—. Sabes, este tipo de cosas. Deberías de hablar con alguien. ¿Tienes algún tipo de problema con el control? ¿Qué quieras hacer este tipo de cosas...?

—Quieres callarte un maldito momento, no entiendo una mierda de lo que estás diciendo. —La gran y callosa mano de Mandarina toma una de las mejillas, deslizando su dedo entre las nalgas. Catarina suelta un leve grito y mira por encima de su hombro al joven del cabello castaño. El dedo índice de Mandarina presiona por encima de su agujero, intentando forzarse al interior. El material frío de uno de los anillos presiona sobre su carne cálida, erizando los vellos de su cuerpo.

El hombre del cabello castaño hace un sonido de molestia y se aleja un poco, acumula saliva en su boca y escupe sobre sus dedos. Los apéndices viscosos empujan sobre su carne blanda, abriéndose paso con rudeza en su interior. Catarina trata de relajarse, separa sus labios respirando con dificultad, mientras uno de los dedos de Mandaría se abre paso en su carne.

—Amigo, estas cosas... Ya sabes, sueles pedir permiso. Nos tomamos un café, hablamos de nuestras vidas y después la tercera base. No puedes saltarte el proceso, hay una serie de pasos ¿entiendes? —Catarina hace su mayor esfuerzo por mantenerse recto y firme, tratando de no ceder o demostrar su claro miedo.

Mátame, bonito ||TangBug||🍊 🐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora