¡ uno !

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Jeongin sólo quería llegar a su departamento y dormir un rato, estaba demasiado estresado con la cantidad de trabajos y tareas que debía entregar en tan poco tiempo que el simple hecho de pensar en ello le hacía querer gritar ahí mismo sin importar que hubieran personas a su alrededor.

Sin embargo, sus planes de pasar una tarde tranquila se vieron arruinados al ver un montón de reporteros afuera del edificio, algunos gritando y otros empujando para poder entrar, mientras, los guardias hacían todo lo posible porque nadie ingresara al lugar.

Al tratar de entrar, un guardia lo detuvo de un empujón, diciendo que nadie podía ingresar sin una autorización, ignorando completamente los reclamos del chico.

— Vivo aquí —rodó los ojos con molestia y, a pesar de que no mentía, aquel hombre no parecía creerle—. ¿Quiere que le muestre mi identificación o qué? Tengo las llaves —sacó el llavero de su bolsillo y lo agitó frente a él, finalmente el gran hombre se movió y le permitió entrar.

Vió que el elevador estaba por cerrarse y corrió hasta alcanzarlo, gritándole al chico que se encontraba adentro que lo esperara, quien por suerte logró escucharlo a tiempo.

— Gracias —dijo en cuanto se cerraron las puertas—. Por cierto, ¿sabes si es que hay algún famoso en el edificio o algo así? Afuera estaba repleto de gente, fue realmente difícil entrar.

El chico ni siquiera lo miró, así como tampoco pareció haberlo escuchado. Tenía una apariencia bastante extraña, vestía de negro y traía un cubrebocas. Jeongin comenzaba a desconfiar y pensar que podría ser alguien malo.

— ¿A qué piso vas? —preguntó nuevamente al misterioso chico, quien aún se mantenía en silencio observando algún punto fjo en las paredes del elevador.

— Piso diez, por favor.

Presionó el botón y esperó a que este comenzara a subir, sintiéndose algo incómodo por el silencio que había. Por suerte las puertas no tardaron en abrirse nuevamente, bajando primero aquel extraño chico, seguido de un Jeongin curioso por saber quién era, pues no le parecía haberlo visto antes.

Mientras caminaba hacia su departamento, el chico se detuvo a mitad del pasillo para voltear a verlo con aparente molestia, dejando a Jeongin confundido al no saber porqué.

— ¿Acaso me estás siguiendo? —el pelirrojo frunció el ceño ante la pregunta, sintiéndose algo ofendido. Él no era ningún acosador, y aunque lo fuera, definitivamente no seguiría a ese desagradable y molesto chico. ¿Quién se creía que era para hablarle de esa forma sin siquiera conocerlo?— ¿Quieres un autógrafo? Dame un cuaderno o algo, pero luego debes irte, no sé cómo lograste entrar.

Jeongin frunció aún más el ceño al no saber de qué estaba hablando ese chico. Era extraño.

— Discúlpame, pero... —ahora era el chico quien lo veía confundido, cruzando ambos brazos sobre su pecho y sin quitarle la mirada de encima en ningún momento mientras empujaba ligeramente su lengua contra su mejilla— ¿Quién eres?

El más alto pareció ofenderse ante la pregunta. ¿Qué quién era? ¡Por favor, era el cantante más reconocido del momento! Debería ser él quien hiciera aquella pregunta.

Jeongin seguía viéndolo, observando detalladamente cada uno de sus movimientos, no apartó su mirada de él ni por un segundo, viendo como retiraba el cubrebocas de su rostro y se quitaba el gorro.

— Oh, espera... sí, ¡yo te conozco! —el pelinegro no pareció sorprendido ante tal declaración, dejando salir un bufido. Era obvio que lo reconocería, ¿quién no?— ¡Eres Lee Minho!

Jeongin no pudo evitar sonreír, el chico frente a él no era cualquier persona, era su ídolo, con el cual tenía algo así como un leve enamoramiento desde que lo conoció. Dejó de respirar por breves segundos, soltando el aire que estuvo reteniendo al verle acercarse un poco hacia él.

— Eso es correcto —afirmó, y Jeongin reprimió un chillido—. ¿Ahora me dirás por qué estabas siguiéndome?

— No te estaba siguiendo, vivo aquí —apuntó la puerta que estaba a tan sólo unos cuantos metros de donde estaban, su voz un poco más baja de lo normal—. En el trescientos uno.

Minho se sorprendió un poco al darse cuenta de cómo había tratado al que parecía ser su nuevo vecino, bajando la mirada mientras pensaba en cómo disculparse con él, podría ser su fan o lo que sea, pero eso no le daba el derecho de tratarlo como lo había hecho segundos atrás. ¿Acaso ahora iría por ahí diciendo que Lee Minho trataba mal a sus fans? Dios, eso sería lo último restante en su lista de cosas que los demás habían dicho sobre él.

Pero en cuanto volvió a verlo, este ya no estaba. Lo único que logró escuchar fue el sonido de las llaves siendo encajadas en la cerradura de la puerta para luego ver al pequeño pelirrojo ingresar a su departamento.

Y una vez estuvo adentro, Jeongin quiso llorar y gritar de la emoción. No todos los días encuentras a tu ídolo en el elevador ni caminas junto a él. Se sentía como en una especie de película extremadamente cliché, ignorando el como lo había tratado este hace algunos instantes, realmente no era de gran importancia.

Aún no podía creer que Lee Minho era su nuevo vecino.

── fanzoned !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora