¡ siete !

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Jeongin se sentía más feliz que nunca, dentro de poco serían las cuatro y Minho no debía tardar en llegar.

Finalmente, habían acordado juntarse frente a una cafetería en el centro de la ciudad, más específicamente, la favorita de Minho.

El clima no era el mejor para salir a pasear, pero eso no era impedimento para Jeongin, nada le importaba más que pasar la tarde junto a su persona favorita en el mundo. Aún si hubiera estado lloviendo él habría salido a ver a Minho, porque ese chico le gustaba demasiado, tanto que a veces llegaba a
asustarle.

Y ahora Jeongin esperaba por él, faltaban diez minutos para que iniciara su cita y se sentía tan emocionado que podría desmayarse en cualquier momento. Quería gritar, pero no iba a hacerlo, pues estaba en medio de la vereda y sería demasiado vergonzoso.

Pronto comenzó a hacer frío, así que decidió entrar a la cafetería para esperarlo. Mientras, para matar el aburrimiento sacó su celular para jugar un poco, últimamente había dejado abandonado el que era su juego favorito, pues su personaje preferido había prometido casarse con él en la estación espacial dentro del juego, pero de un momento a otro pareció cambiar de opinión, por lo que decidió mantenerse alejado por un tiempo, eso le quitaba lo divertido.

Por otro lado; Minho caminaba apurado hacia una florería, quería llevarle algo como agradecimiento a Jeongin por el collar que le había regalado en el fanmeeting, y según tenía entendido, él amaba las rosas —aunque tratándose de Minho, quién sabe de dónde habría sacado esa información—. Realmente no le vendría mal conocer un poco más al chico y asegurarse de que así fuera.

Cada vez faltaba menos y Jeongin sentía que no podría contener su emoción durante mucho tiempo, y escuchar las canciones de Minho no era de mucha ayuda, comenzaba a extrañarlo y quería oír su voz en persona.

Entonces, lo vió parado afuera de la cafetería con el enorme ramo de rosas en la mano y salió a verlo, a pesar de que traía un cubrebocas, Jeongin sabía perfectamente que era él, podría reconocerlo hasta con los ojos vendados; lo cual en cierto punto llegaba a ser algo irónico, teniendo en cuenta que la primera vez que lo vió, por poco lo insultaba en medio del pasillo si no se hubiera dado cuenta de quién era.

Se acercó con cuidado y tocó su hombro por detrás, haciendo que volteara a verlo.

— Hey —saludó y Jeongin sostuvo su otra mano. Minho le entregó las flores, aunque el menor realmente odiaba las rosas, pero no iba a rechazar algo que viniera de él.

— Gracias, son muy lindas —sonrió, y supuso que Minho también lo hizo, pues vió su eyesmile—. Como tú.

Minho dejó de sonreír y soltó su mano, reemplazándola por su brazo.

— ¿Nos vamos?

— Vamos —sostuvo su brazo y apoyó su cabeza sobre el hombro del más alto con algo de dificultad debido a su altura, sin embargo, Minho no lo apartó y siguió avanzando.

Esta era su oportunidad de demostrarle que podía ser alguien lo suficientemente bueno para él y que realmente podía llegar a gustarle.

Jeongin le haría tener la mejor cita de su vida.

── fanzoned !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora