XX| Retorcido encuentro familar

119 7 7
                                    

Retorcido encuentro familiar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Retorcido encuentro familiar

El batir feroz de las alas junto a la velocidad precipitada era todo lo que era capaz de escuchar a su alrededor y de alguna manera retorcida le resulta reconfortante e incluso familiar.

A pesar de la situación en la que se encontraba ahora mismo, Chaxiraxi había añorado esa cantidad desmesurada de violencia.

Los ctónics surcaban la parte superior del tacande, entrando y saliendo por el orificio del volcán. Invadiendo el cielo azulado, pintándolo de motas negras debido a sus alas. Sin importar la distancia que había, podía diferenciar entre aquellos de color negro como la noche y otras grisáceas como la ceniza.

Chaxiraxi continúo su camino con el mismo ritmo lento y acompasado debido a sus acompañantes.

Delante de ella había un ctónic de alas negras e imponentes, del tamaño adecuado para la ancha espalda que tenía y sus musculados brazos. De vez en cuando le echaba un mirada por encima de su hombro, pero nada demasiado importante.

Aunque aquello debería tranquilizarla, no lo hacía, es más, la enfadaba porque eso significaba que en esos momentos no la veían como una posible amenaza y aquello conseguiste herir su orgullo en profundidad.

Detrás de ella, por otro lado, había una ctónic delgada y de aspecto esquelético, tenía la tez demasiado clara para ser una ctónic.

La chica, a diferencia de él, tenía unas alas grises plomizo con dos garras en la parte superior. Su mirada sanguinaria desprendía una tristeza tan profunda, que era capaz de ponerle la piel de gallina tan solo con un nuevo pestañeo.

Tragó saliva, insegura del motivo de aquella pena y de si ella tendría algo que ver.

No sabía qué esperarse al otro lado del gran portón de caoba.

Tampoco quería pensar demasiado en ello.

Era Ker, después de todo y lo mejor con ella era esperarse lo peor.

Porque, aunque siguiese siendo malo, comparado a la situación formada en tu cabeza, siempre sería mejor.

Cruzaron el puente metálico, con cuidado de los géiseres activos que había debajo de ellos, controlando los tiempos entre una expulsión de aire y otra para cruzar sin ningún problema.

Al lado derecho se encontraban los altos portones de madera oscura, ligeramente carbonizada que caracterizaba su casa.

No necesitaron tocar para que estas se abrieran ante su presencia.

Una bandada de murciélagos salió al exterior nocturno, provocando que los tres viajeros tuvieran que cubrirse con las alas para no ser heridos.

Entonces, una risa demasiado meliflua para resultar natural captó la atención de Chaxiraxi.

Yin. El bien dentro del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora