¡ seis !

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Me gustas, Hyunjin.

El castaño se quedó a dormir en casa del rubio, pues anoche habían llegado algo tarde, y se había despertado antes. Por lo que ahora se encontraba mirando el techo, con un brazo bajo su cabeza mientras pensaba en las palabras que Jeongin le había dicho la noche anterior.

¿Qué siento yo por él?; se preguntó Hyunjin.

El más alto quería a Yang, demasiado. No soportaría que algo le pasara y amaba cuidarlo. De hecho, siempre se había preocupado por el menor.

Las veces que Jeongin se enfermaba y tenía que quedarse en cama por varios días, Hyunjin iba a visitarlo para que no estuviese solo y pasar el rato con él. Además, así Hwang podría quejarse de la mucha tarea que sus maestros le dejaban o lo mucho que su profesor de literatura, el señor Kang, lo odiaba.

Pero todo eso no importaba, no importaba porque no era lo mismo que sentía Jeongin por él.

Lo que el de cabellos rubios sentía por Hyunjin no sólo era preocupación, no sólo lo quería, Yang estaba enamorado de Hwang, y no había nada que se pudiese comparar con eso.

El castaño necesitaba darle pronto una respuesta a Jeongin, pero en realidad no tenía idea de cómo y si sería tan rápido como deseaba.

Tampoco quería lastimarlo, era lo último que quería.

— Te ves guapo cuando estás pensativo —susurró una voz un poco ronca.

Jeongin había despertado y lo miraba. Cuando Hyunjin lo miró con una ceja alzada, se tapó la boca enseguida. Recién se había dado cuenta de lo que dijo y sus mejillas estaban rojas.

Hwang sonrió de lado.— ¿Cómo estás, Innie? —preguntó el castaño cambiando de tema— ¿Te duele la cabeza?

— Un poco —hizo una mueca.

Hyunjin negó divertido.— ¿Quieres que te traiga algo? —lo miró expectante— Puedo hacerte una sopa.

Jeongin asintió sonriéndole después de pensarlo un poco.

— Ahora vuelvo entonces —tomó la cara del menor entre sus manos y depositó un pequeño beso en sus labios.

El castaño se paró de sus lugar dejando al rubio en su cama para dirigirse a la puerta de la habitación y bajar las escaleras.

Escuchó una voz masculina en la cocina y se extrañó, acercándose lentamente a aquel lugar. Luego recordó que era sábado por lo que el padre de Jeongin no trabajaba hoy.

El señor Yang era un hombre de negocios, muy pocas veces se encontraba en casa y los días que estaba con su hijo —sábados y domingos—, pasaba el tiempo en su estudio hablando por teléfono con clientes o sus trabajadores.

Hyunjin siempre se sentía mal por el hecho de que su amigo estuviese solo en casa, por lo que, de hecho, prefería estar en casa del menor que en la de él mismo.

— Lo necesito para el lunes, Jung —dijo el señor Yang—. Sí, de acuerdo. Gracias, nos vemos el lunes —colgó.

Hyunjin había entrado cauteloso, intentaba no molestarlo pero no funcionó pues el señor lo miró algo sorprendido mientras comía una pasta.

— Hyunjin —habló tapándose la boca con una mano mientras masticaba y luego tragó—. ¿Qué haces aquí?

— Hola, señor Yang —saludó con una sonrisa nerviosa—. Anoche Jeongin y yo fuimos a una fiesta —explicó, rascándose la nuca algo incómodo—, y volvimos algo tarde, así que me quedé, lo siento —se disculpó.

— No, está bien, Hyunjin —le sonrió tranquilizándolo—. Prefiero que te quedes aquí a que vuelvas tarde a casa.

El castaño sonrió agradecido.

Sin decir nada más, Hyunjin agarró las cosas que necesitaría para la sopa que le haría a su amigo de cabellos rubios.

— ¿Resaca? —cuestionó el señor Yang al lado del joven, quien seguía preparando la sopa.

— Sí, me duele un poco la cabeza —mintió e hizo una mueca.

El padre de Jeongin rió, negando levemente con la cabeza.

— Si es para Jeongin no me enojo —habló mirando a Hwang—. Pero dile que si va a volver a beber que no tome demasiado, no le gusta el alcohol así que no sabe hasta donde puede tomar.

Hyunjin asintió de acuerdo con él.

Tenía razón, Jeongin no era del tipo de adolescente que salía a fiestas para alcoholizarse. Yang prefería salir con sus amigos al cine, ir a comer o sólo quedarse en casa. En cambio, Hyunjin no disfrutaba tampoco de beber, sin embargo podía hacerlo sin ningún problema, además, él aguantaba un poco más que el rubio.

Cuando la sopa estuvo lista, tomó un tazón y sirvió en él un poco, para luego agarrar una cuchara, llevándosela a su amigo, quien esperaba en su dormitorio mientras revisaba su teléfono.

Jeongin, al verlo, se sentó en la cama recargándose en la cabecera de esta y colocó el plato sobre sus piernas para comenzar a comer.

— Tu padre dice que la próxima vez no bebas demasiado —susurró Hyunjin mirando al menos que soplaba su sopa.

— ¿Le dijiste que bebí? —dejó la cuchara en el plato y miró al castaño expectante.

Hwang asintió.— Tranquilo, no me dijo nada —sonrió tranquilizándolo—. Sólo eso.

Jeongin sólo esperaba que, cuando su amigo se fuera, su padre no le reprendiera.

Lo que quedaba de la tarde, Hyunjin la pasó cuidando a su amigo y decidieron ver películas o solamente charlar, aunque a veces compartían uno que otro beso.

── kiss me !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora