¡ doce !

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Dos semanas después ya estaban de vuelta en casa.

Ambos jóvenes salían a veces, sólo ellos o con sus demás amigos. Sin embargo, aquel día, por alguna razón, hacía demasiado frío, incluso nevaba. En realidad a ninguno de los dos chicos les agradaba la idea de salir de sus casas debido a la temperatura que había en la ciudad.

¿Quieres venir? —inquirió Jeongin cuando el castaño contestó el teléfono.

— Claro, ¿vamos a tomar chocolate con malvaviscos? —preguntó el mayor divertido.

Es lo que siempre hacemos, ¿no? —replicó, encogiéndose de hombros, aunque sabía que el contrario no podía verlo.

Hyunjin aceptó riendo, por lo que en seguida tomó un buzo negro, una chaqueta de mezclilla del armario que se encontraba en su habitación y en seguida fue escaleras abajo, donde vio a su madre, quien se encontraba sentada en la sala viendo la televisión.

— Voy a salir con Jeongin —avisó el castaño, tomando sus llaves, a punto de salir cuando la señora Hwang lo detuvo.

— Está nevando, Hyunjin —replicó la señora—. ¿Por qué no te quedas aquí hoy?

El aludido hizo una mueca.— Estaré bien —dijo despreocupado y tomó el pomo de la puerta entre su mano.

De nuevo, Eunha lo detuvo.— Ve —dijo, y cuando lo giró volvió a hablar, provocando que el joven echara la cabeza hacia atrás, algo fastidiado por la actitud de su progenitora—. Pero ponte esto —cuando llegó frente al joven le puso un gorro y una bufanda tejida.

Hyunjin susurró un Gracias y salió de la casa, sintiendo el aire frío darle en la cara; por lo que, de mala gana, sacó sus manos de los bolsillos de su chaqueta y alzó la bufanda hasta su nariz, para en seguida volver a meterlas en los bolsillos. Pronto no sentiría las piernas, así que tomó un autobús hasta lo del rubio, en realidad no quedaba muy lejos pero moriría de frío si caminaba hasta allá.

Al poco rato llegó y caminó rápido hasta llegar a la puerta, donde tocó desesperadamente esta, mientras levantaba las piernas en un intento de mantenerse caliente. Pronto Jeongin abrió la puerta y le sonrió, haciéndose a un lado para dejar pasar al mayor, cerrando la puerta detrás de él. Seguro el mayor moría de frío.

— Siento haberte hecho venir a pesar de que está nevando —habló Yang apenado.

Hyunjin negó con la cabeza mientras se quitaba el gorro y la bufanda, colocándola en el perchero que se encontraba a un lado de la puerta.

Luego se acercó a él y con un brazo, rodeó la pequeña cintura del menor, apegándolo más a él para después besarlo en los labios en forma de saludo. Jeongin sin dudarlo dos veces le correspondió.

— Está bien, me gusta estar contigo —susurró el castaño sobre los labios ajenos cuando se separaron, para después depositar otro pequeño beso.

Yang sonrió, sintiendo sus mejillas enrojecerse levemente.

Pronto, se dirigieron a la cocina para preparar el chocolate caliente, colocando algunos malvaviscos al final. Decidieron que verían alguna película en la sala para así difrutar de su bebida.

— Tenemos que ver ésta —habló el menor cuando ya estaban en el sofá. Tenía una película en la mano; parecía romántica, pues en la portada había un chico cargando a una muchacha de cabellos rubios mientras la lluvia los empapaba. Hyunjin rió levemente y asintió—. Jamás la he visto, así que quise verla contigo —susurró esto último, algo avergonzado por la confesión.

Hwang creyó que era la cosa más pura que había visto en toda su vida.

En seguida Yang sacó el cd de su caja y la introdujo en el dvd para después regresar junto al mayor, sentándose a su lado. La película empezó y ambos jóvenes estaban concentrados viéndola, de vez en cuando llevando las tazas a sus labios, sintiendo como el chocolate caliente bajaba por sus gargantas.

Cuando Hyunjin terminó su bebida dejó la taza en la mesa de centro y se acercó más al menor, pará después recostar su cabeza en la curvatura del cuello del último. Debido a la cercanía, el castaño sentía su corazón acelerarse. No quería separarse nunca del de cabellos rubios.

Al cabo de un rato, la película había terminado y el mayor no pudo evitar depositar un corto beso en la nariz del menor, quien la arrugó levemente.

Luego, el castaño palmeó sus muslos. Jeongin al principio dudó pero terminó cediendo, sentándose a horcajadas en el regazo de Hwang. Hyunjin rodeó sus manos en la cintura del rubio, quien lo imitó, pero este rodeando su cuello y lentamente sus labios se unieron en un nuevo beso lleno de ternura.

El castaño le agradeció al chocolate caliente, pues los belfos del más bajo sabían delicioso.

Hwang mordió levemente su labio inferior, provocando que Jeongin abriera un poco la boca y el mayor introdujera la lengua, explorando la cavidad bucal del menor. Se separaron un poco debido a la falta de aire, mientras que se miraban con una sonrisa.

Luego volvieron a besarse en un hambriento beso, provocando chasquidos al separarse, al mismo tiempo que intentaban acercar más sus cuerpos, si es que eso era posible.

── kiss me !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora