CAPÍTULO V

1.3K 73 2
                                    

Abbie daba los últimos retoques en mi vestido, Katherine acomodaba mi cabello, mientras que Sarah colocaba mis brazaletes y aretes.

-Alteza, el rey Magnus y los invitados la esperan.- aviso Francis, aún me preguntaba, si me guarda rencor por las bromas, bueno, aunque la verdad no me importaba mucho y además era una chiquilla, así que perdonada ante el Altísimo.

El salón era de una sola planta, estaba iluminado con luces neutras, cada esquina y columna que había tenía detalles de oro, y alfombras con bordes dorados, en una esquina reposaba el banquete que contenía comida de todo estilo.

La gente conversaba entre ellos, degustaban de los aperitivos y el champán que servía los mozos, porque sé que para Magnus el champán está por encima del vino blanco y vino tinto.

-Princesa de Maysan, por aquí- me guio uno de los mozos hacia Magnus.

-Bonita fiesta, me gusta- le informe estado ya a su lado.

-Todo lo que yo hago te gusta- dijo en un tono bajo, pero lo suficiente alto solo para yo lograra escuchar.

Porque eso acaba de incitar corrientes eléctricas a mi cuerpo, si la superiora del internado me viera de seguro me enviaría a rezarle 20 plegarias al Altísimo.

-Tengo un trato para ti.- volvió hablar Magnus.

-Sobre qué?

-Algo que nos ayudaría a los dos.

-Vaya al punto, señor Lacrontte.

- Señor? Te lo paso porque eres la excepción porque pueden llamarme deidad, divinidad, majestad, soberano, rey, pero nunca señor.

-Lo siento majestad-dije un poco sarcástica.

-Quiero que nos casemos.

-Eh?-aquello me desconecto de la realidad, tanto así que lo mire fijamente con los ojos bien abiertos para ver si eso realmente había venido de él.

-Sí, casémonos, por el bien de nuestras naciones, en unos años la sociedad comenzara a presionarme para encontrar una esposa, la futura reina de Lacrontte, y aunque la verdad me vale un quinel su opinión tienen razón, por una parte, y he estado analizándote y serías perfecta.

-Con que me has estado espiando-dije con una sonrisa picarona, porque por muy nerviosa que este, lo coqueta me salía con él.

-Dije analizándote, no espiándote, así que no te ilusiones.

-Ya aja.

-Continuando con el tema, eres la perfecta para el puesto, conoces muy bien Lacrontte, podrías cuidar de mi reino, somos tan iguales, nos gusta el poder, el respeto, el dominio y la lealtad, además prefieres casarte conmigo que con un desconocido que llegara a tu reino en unos años.

-Bueno es cierto.

-Lo se tengo razón siempre, así que si nos casamos podrás quedarte para siempre aquí junto a mí, no tendrías que más que fingir, ni seguir en ese internado de la muerte.

-Y cuando nos casaríamos?

-Lo más antes posible, para el día de las velas ya posaría en ti la corona de Lacrontte.

-Acepto.- iba a cumplir dos sueños a la vez, quedarme en Lacrontte que adoraba este lugar y pasar el resto de mi vida con el único hombre que me comprendía.

-Lo anunciaremos, mañana en la fiesta.-ordeno.

-Alteza- se acercó Sarah- podría deleitarnos con un baile, el público anhela verla en la pista.

MARCAS EN EL CORAZÓN DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora