"Yo lo vi, yo lo vi cuando esas criaturas pusieron sobre mi cara aquel parásito como un molusco, que inyectándome una especie de somnífero, me hizo viajar por las lejanías del espacio, más rápido que el sonido, que la luz incluso; más rápido de lo que cualquiera de nuestras patéticas naves pudieran tan siquiera soñar. Viaje más allá que la existencia de la pobre vida tan sobrevalorada, que no es más que un manchón insignificante sobre una bella pintura. Y ahí, en el centro de una existencia tan indescriptible, lo vi. Un ser primigenio, que se abría como dos pétalos de una flor, aguardando dentro de sí, una especie de tubo carnoso y viscoso que al salir liberaba de en medio un ojo, qué observante me mostró planos de existencia tan complejos que hacían quedar a la tan cacareada "fuerza" como un ebook al lado de un rancor. Fui testigo de la insignificancia de nuestros avances tecnológicos, de nuestra magia, de lo infantil de la palabra "Imperio". L-ajuri es su nombre, y su llegada es inevitable. Sus esbirros ya están en nuestra galaxia cercana, y yo..., yo soy su humilde ciervo, que aguarda con deseo la muerte de la insignificancia, en busca de recibir como recompensa el olvido de aquellos conocimientos que han enloquecido mi pobre y patética mente humana"
En el planeta maldecido con dos soles: Tatooine, avanza entre sus hirvientes arenas y vientos calurosos, un ser increíblemente patético; emocional, aprisionado a una maquinaria pobre y obsoleta por la cual debe respirar, aferrándose a un concepto tan absurdo como una profecía, y a un poder tan inútil en comparación con las fuerzas que rigen las ramas de la existencia. El ser más temido por los ignorantes: Darth Vader.
No muy lejos de su posición, se encuentra el palacio del líder criminal conocido como Jabba el Hutt, una forma de vida vomitiva, un gusano gigante y gordo, que apenas y puede moverse por sí mismo. Dentro, la compuerta a su palacio asciende hacia arriba acompañada de crujidos de metal oxidado, dándole paso al lord de los Sith, cuya sombra invade aquella catacumba, cuya respiración alerta a los guardias Gamorreanos, seres similares a cerdos, humanoides y gordos, de piel verde, que armados con hachas arg'garok, corren entre chillidos patéticos al encuentro del intruso. Lord Vader, usando la fuerza, atrae a su mano derecha el mango que segundos después liberaría una hoja láser de un bello rojo carmesí, el cual usaría para cortar los estómagos y extremidades de tan insignificantes criaturas, cuyos gritos de dolor terminarían perdiéndose entre los ecos del palacio. La hoja entonces retornaría para que su mango pudiera ser guardado en la cintura del maestro, el cual continuó su camino hasta el centro del palacio, en donde de manera primitiva seres extraterrestres y humanos dormían amontonados unos con otros, y al frente, dormido encima de una plataforma, el jefe criminal, que apenas y percatándose de la situación, comenzaría a abrir los ojos. Era una forma de vida repugnante, su piel era viciosa, de su nariz caía una mucosidad blanca que al llegar a sus labios el mismo Hutt saboreaba con la lengua. Y a su lado, un concejero de raza Twi'lek, de piel pálida, ojos rojos y una protuberancia sobresaliente a su cabeza que rodeaba su cuello, simulando cabellera, tal vez.
ESTÁS LEYENDO
Boba Fett -Star Beasts-
Random-En el espacio, nadie te escuchará gritar. Una banda de piratas estelares logró poner en jaque a una flota rebelde, adquiriendo entre muchas cosas, los planos robados de La estrella de la muerte. Ante este acontecimiento, el general Tarkin organiza...