Siempre y cuando estemos juntos.

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-Pero no hay forma de que pueda ser de tu familia, Leo. Estamos en España.

Dijo Kika que se encontraba dando vueltas en la habitación sin parar desde hacía rato.

- ¿Cómo pudieron enviar un mensaje incluso del otro lado del mar?

Volvió a preguntar, y entonces, una vez comenzaron a dolerle los pies por los tacones que llevaba, prefirió sentarse perfectamente sobre un sillón rojo que había en la habitación.

-¿Cuantos "chisguetes" y "Toñitas" conoces Kika?

Preguntó Valentina a la peliazul con el seño fruncido. Ella estaba sentada junto a Leo quien tenía la cabeza entre las manos. Estaba usando cada una de sus fuerzas para no llorar frente a sus amigos.

Mientras tanto, Valentina aprovechaba cada oportunidad para pelear con Kika. Había soportado los malos tratos y los insultos de la menor solo porque no estaba haciendo realmente nada contra Beto o su relación. Pero haberlo manipulado de forma tan cruel para cumplir con sus intereses había sido la gota que derramó el vaso de su paciencia. Si Kika quería guerra, guerra iba a tener. 

-¡Debe haber más de uno en todo el mundo, idiota!

- ¡Kika!

- Ahí van otra vez...

Dijo Marcela dándose una palmada en la frente. Este drama de telenovela era divertido al principio, ahora, "fastidioso" era una palabra demasiado pequeña.

- Aunque sea solo una gran coincidencia, ya tomé una decisión.

Dijo Leo interrumpiendo la discusión de las chicas.

-Regresaremos esta misma noche, no me pienso arriesgar a nada.

Dijo por fin y se llevó para atrás el cabello. Por fin levantó la mirada para encontrarse con los miembros del equipo asintiendo ligeramente.

-¡Wow! Tranquilo Leo, no hay porque tomar decisiones tan drásticas, le pediré a papá que mande una carta de urgencia a tu familia, para que veas que es solo una coincidencia y que tu familia está bien.

Dijo esta vez Kika tratando de acercase a Leo, pero Valentina se interpuso entre ambos.

-¿Y en cuanto tiempo llegará la respuesta? ¿4 meses? ¡Piensa un poco!

Volvió a reclamar Valentina, poniendo a Kika furiosa. 

-¡Esto no tiene nada que ver contigo, así que no te metas!

-¡Basta! 

Gritó Beto entrometiéndose entre ambas. Las cosas se habían ido por el caño desde temprano. Él sabía que no sería un buen día, pero prefería culpar a mercurio retrogrado antes de aceptar que su grupo de amigos era una bola de pendejos que necesitaban un exorcismo.

- Leo no necesita de peleas ridículas, necesita consejos ¿Podrían al menos concentrarse en eso y dejar sus peleas para después?

Ninguno se atrevió a decir nada en los próximos 30 segundos, en los que solo hubo un silencio profundo y agobiante. Entonces, Leo se levantó y caminó hacia la salida con paso firme y mirada decidida.

- No se confundan chicos, los quiero, pero no les estoy pidiendo consejos, les estoy diciendo que voy a hacer, si quieren regresar a Puebla conmigo, quiero todas sus cosas listas para antes de las 9:00. Iré a hablar con el señor Castañón para que nos envíe al puerto al anochecer.

-¿¡Qué!? No Leo, espera, hay que hablarlo.

Dijo la joven peliazul tratando de alcanzar la mano del castaño para detenerlo, pero él aceleró el paso para no permitírselo. Tenía miedo de que ella fuera capaz de convencerlo si la escuchaba, por eso no le prestaría atención a ninguno de los miembros del equipo hasta no estar arriba del globo. Radical, tal vez, pero necesario.

Hilo de Sangre. Primera Lección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora