66: Defender el pacto
Kayla
Bajé al sótano con muy poca información sobre lo que había ocurrido en mi ausencia con Jane, Oliver y sus padres. No sabía exactamente con qué me iba a encontrar, porque la mayoría de mi familia no les había prestado mucha atención. Según mi abuela, los dejaron para que hablaran y se fueron a descansar.
Las puertas de seguridad estaban abiertas y alguno que otro de mis guardias patrullaba los pasillos de la segunda mansión, la que estaba debajo de la primera. Aunque obviamente era más pequeña, tenía habitaciones cómodas para toda la familia e invitados, con suites y salas comunes y de entretenimiento. Todo para que no pareciera un bunker, aunque lo era.
Pregunté a uno de los empleados dónde podía encontrar mi amiga, porque no me sentía con muchas fuerzas mentales para averiguarlo leyendo pensamientos. Después de la sesión intensa con Vivi, rebuscando entre memorias tan antiguas, me sentía pesada. Y la sugerencia de Aleksi de beber sangre humana para recomponerme no me agradó.
El guardia me señaló al fondo de uno de los pasillos, hacia el ala más alejada de todas. La más privada y cercada, también. Avancé y no me sobresalté cuando Jane abrió la puerta antes de que la tocara. Venía gritando algo que no pude distinguir, amortiguado por las paredes contra el sonido.
Ella dio un respingo al verme, pero cuando me reconoció, una sonrisa enorme ocupó su rostro y se me lanzó encima.
—¡Estás bien! —chilló, abrazándome. Me reí, con la cara contra su pelo castaño claro—. O sea, sabía que habías vuelto, pero me alegra que estés entera.
—Estoy perfecta —respondí, dándole palmaditas en la cintura—. Lamento no haber venido antes. Tuve que dormir un poco. Y... también lamento no haber estado aquí cuando te... enteraste de todo.
Me separé de ella y le vi la cara. A pesar de que no había borrado la sonrisa, esta flaqueó un poco.
—Oh, no te preocupes —dijo, pero se apresuró a agarrar mi mano y a alejarme del ala donde se hospedaba con su familia—. No es como si no hubiese sospechado para nada que mi hermano no pudiese estar muerto.
Me llevó a una de las salas comunes, como si las conociera más que no —lo cuál era probable—, y se dejó caer en uno de los sillones. Tiró de mi mano para que me sentara a su lado.
—Sí, pero debería haber estado para apoyarte.
Jane se encogió de hombros. Se la notaba muy tranquila, a pesar de todo. Igual que como llegó a la casa el día anterior, con sus padres inconscientes en el asiento del auto. Como si la situación no fuese seria.
—Tenías cosas más importantes que hacer. Hubiese sido egoísta de mi parte quererte aquí cuando tu suegrita estaba en peligro —dijo—. Hay prioridades. Además, estaba preocupada de que estuvieses bien. Eso evitó que matara a Oliver con mis propias manos.
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Hodeskalle [Libro 1 y 2]
VampireCuando Kayla White, una semi humana y la menor de su clan, asesina por error a un compañero de clases, no tiene más opción que hacer un trato con Mork Hodeskalle, un vampiro milenario y peligroso que tiene una sola cosa en mente: llevársela a la cam...