Cartas al cielo (Bilogía Más Haya De Tu Muerte I)

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Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos.

-Carlos Fuentes

08 de Agosto 2020.

Debo decir que e establecido escribirles una vez al mes para aprender a soltarlos, a vivir sin ustedes.

Hoy también fue un día difícil pero diferente, por lo menos la casa ya no estará sola. Yo, ya no estaré sola en las paredes de este lugar.

La escucho intentar hacerme reír, platicar, decir cosas sin sentido y es como viajar al pasado, dónde todavía estaban ustedes y dónde solían bromear con ella porque el amor que le tenían al ser la mayor de entre todos sus nietos era inigualable. Y ahora al ver qué está aquí, acompañándome, llenando un poco la soledad en la que me encontraba me hace cuestionarme si realmente estuve sola o solo era mi dolor aislandome.

Justo ahora la escucho hablar sin parar de lo que al parecer es otra de sus series asiáticas, sonrió porque realmente algunas cosas no cambian. Ella sigue pareciendo una niña chiquita, justo ahora es como mi salvavidas en este mar descontrolado.

Recuerdo que muchas veces de pequeña me puse celosa de su presencia porque sentía que me robaría la atención de ustedes pero vaya sorpresas da la vida, ella hora está aquí, y sin darme cuenta se había convertido en parte fundamental en mi vida. Era en estos instantes como una pequeña luz al final del túnel.

Una luz que sin duda alguna yo necesitaba más que a nadie, porque era cierto que me había perdido, que en estos momentos me era tan difícil encontrarme y seguir adelante, sin ustedes sentía que el mundo se me acababa, que todo se venía encima de mi, porque así parecía desde el momento en el que tú fuiste tu mamá, luego vino lo de papá y fue como quedarme varada, sin fuerza ni energía.
Y en esos pequeños instantes en los cuales sonría se sentía extraño, se sentía prohibido porque sentía que les fallaba, que no lo merecía porque ustedes no podían hacerlo. Y eso en cierta parte me rompía más, me alejaba más de mi misma.