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Kyle Broflovski
Embriagarse no es necesariamente algo relacionado con el alcohol. Es algo necesario de cierto modo, todos necesitamos algo con lo que desconectarnos de nuestra propia mente y, a veces, es una persona.
Antes de que fuera yo, antes de saber quién y como era, antes de tener voz y antes de haber hecho algo con mi vida, Stan estuvo ahí.
Stanley Marsh siempre fue un chico sensible. Parte de mi infancia se remonta en él confrontándose con otros compañeros de clase y, acabada la discusión, se sentaba contra una pared y perdía su mirada hasta que me sentaba a su lado.
Lo abrazaba y ahí soltaba todo; me gustaba pensar que era su lugar seguro, donde él podía soltar hasta la última pena y saber que no se permitía llorar en ningún otro lado que no fuese en mí. En mis brazos.
Desde pequeño me gustaba hacer feliz a la gente. Repito, incluso antes de ser yo. Saber que alguien confiaba en mí aunque no diese lo mismo, me causaba confort. Un confort que se podría interpretar, más bien, con "conformarme".
Y ahí me acostumbré a recibir algo mediocre a cambio de dar todo de mí. "Dar, pero no recibir." con Stan era así, o al menos porque mi mente intentaba empatizar con su situación.
A partir de los diez años cayó en declive. Se volvió constante ver a Stan, incluso siendo un niño, borracho y triste por las calles de South Park.
Y como era un pequeño pueblo de Colorado, ya todo el mundo sabía y lamentaba el pobre destino de ese chico.
A mí, Kyle Broflovski, le llegaron a conocer como "el novio de Stan", cuando en su mente la única persona que predominaba no era yo. Era una chica con nombre y apellido, cabello y ojos oscuros, y su nombre era Wendy Testaburger.
Wendy era esa mujer cuya actitud era merecedora de la popularidad que ella gozaba. Era hermosa, amigable y bien educada, o por lo menos así se mostraba con todos.
No había nadie que la odiase, pero yo la odiaba. Y mucho.
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Como es costumbre con esos grupos de chicos populares, realizaron una fiesta y por supuesto que Stan Marsh no fue invitado. Pero, sin embargo y a altas horas de la noche, recibí un mensaje de él advirtiéndome que haría presencia en esa fiesta.
"Iré a esa fiesta." me explica, sin pelos en la lengua.
"¿Qué? No. Stan, no vayas." porque siempre significaba lo mismo. Cuando Stan hacía presencia en una de las fiestas de Wendy, siempre era para arreglar las cosas. Y era por ambas partes, porque si bien Wendy hacía mal ilusionándolo, Stan hacía mal mandándose cagadas e intentando enmendar el error.
Esos "perdones" por parte de Wendy, se convirtieron finalmente en oportunidades que Wendy aprovechaba para reírse de Stan con su grupo de amigos. De un pobre loco enamorado, y él no se daba cuenta que el Stan de nuestra amistad era yo.
Daba todo por él. Esté sano, débil, loco o cuerdo él me iba a seguir encantando y me seguiría embriagando de esos momentos con él a los que no le tomaba importancia.
Porque yo sentía que toda una vida con él se pasaría de forma efímera y al mismo tiempo la posibilidad de que eso pase era lejana, nula.
Él todavía no me contestaba, y no podía comprobar que él me había visto el mensaje porque tenía el visto desactivado desde hace tiempo.
No soportaba que él me clavase el visto. No soportaba, tampoco, ver que estaba "en línea" y posiblemente hablándole a Wendy. Nunca iba a entender que le veía, como tampoco entendería jamás que hubiera pasado si siguiera con la máscara que llevé durante catorce años de mi vida.
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Embriagante ▸South Park Fanfic◂
FanfictionFanfic Style. Después de que una tragedia sacude la vida de Stanley Marsh, Kyle Broflovski entra en desesperación por un miedo repentino a perderlo tras enterarse de que Randy planea sacarlo de South Park. ▸ Probabilidad de shipps. Entre ellos, St...