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Sakumo se detiene en la puerta de la casa de Dai antes del mediodía.

Obviamente, no había dormido nada, y además de eso también había comido poco y se había tardado más de lo usual tratando de arreglar su cabello de forma absolutamente infructífera hasta que pudo aplastar los bordes más largos con un poco de cera.

Kakashi también parece entusiasmado por primera vez con la idea de visitar la casa de alguien más y bailotea delante de la puerta todos los segundos que Sakumo se tarda reunir valor para tocar la superficie.

La charla del día anterior había sido demasiado breve. Sakumo había pasado toda la noche repitiendo lo que se habían dicho el uno al otro. Había muchos huecos. Además, muchas cosas podrían cambiar en una noche de sueño y tal vez Dai se había arrepentido de ofrecerse como voluntario para ser su marido.

Es decir, ¿solo se iba a casar con el tipo que conoció en esa banca por ninguna razón? ¿Con el monstruo que había superado a los sannin? ¿El que masacró una aldea entera con sus propias manos? ¿Con... con el Colmillo Blanco al que todo mundo le temía?

Eso... bueno, era una locura.

La puerta se abre con un clic y Sakumo se tensa y siente una presión en el estómago como si pudiera vomitar, sintiéndose avergonzado cuando baja la mirada y ve al pequeño Gai parado delante de los dos con la sonrisa más grande que tiene.

— ¡Bienvenidos!

Sakumo se inclina un poco, pero a Kakashi no le importa y entra delante de él con naturalidad incluso si es la primera vez que vienen aquí.

— Eh... con permiso — Sakumo carraspea y se quita los zapatos justo detrás de Kakashi, e incluso si es de mala educación sus ojos escanean rápidamente la casa de Dai.

Aparentemente es un solo pasillo con una habitación y una cocina a la derecha, y por el olor de los condimentos puede adivinar que Dai está usando la cocina ahora mismo.

— Es cierto... ¡Pueden pasar! — Gai dice su invitación muy, muy tarde, y Sakumo le da una sonrisa cuando los tres se paran en el pasillo después de dejar los zapatos.

Bien, estaba listo. Sakumo había practicado frente al espejo lo que le diría a Dai, y también había practicado frente al espejo lo que le diría a Hiruzen, al consejo y solo por si acaso se había besado con su almohada para asegurarse de que todavía supiera como hacerlo... en caso de que tuvieran que actuar, claro, no era que Sakumo tuviera alguna especie de esperanza en que esto pudiera convertirse en otra cosa.

— Sakumo-San — Gai dice inesperadamente fuerte y hace saltar a Sakumo sobre sus pies — ¿Sus perros le lamieron la cabeza hoy?

Gai señala su cabello con una sonrisa y Sakumo pierde todo el valor que había juntado toda la noche.

— ¿Puedes creer que tardó dos horas tratando de peinarse? — Kakashi se encoge de hombros y mira a Sakumo — No sé por qué lo hizo.

— ¡Mi papá también tardó mucho hoy! ¡Tal vez estaban compitiendo por ver quien tenía un peinado más fabuloso!

Sakumo se sonroja y casi escupe su corazón cuando suelta el aliento y mira hacia el fondo del pasillo con una nueva bola de pánico creciendo a prisa en forma de inseguridad.

— Mnh, en ese caso mi papá pierde — Kakashi lo señala a la cara y Sakumo tiembla aún más avergonzado de su tonto intento de lucir mejor.

Gai le da la razón inmediata, lo que solo lo hace sentir más ridículo, pero afortunadamente él no hace otro comentario y salta con entusiasmo, señalando la puerta de la habitación.

No es una locura si es contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora