𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐈𝐧𝐞𝐟𝐟𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐇𝐮𝐬𝐛𝐚𝐧𝐝𝐬

Crowley quiere atención.

La Biblioteca esta en silencio. Ese silencio que el Ángel ama más que a cualquier cosa en la faz de la tierra. Lo único que perturba su paz son los claxons y gritos que oye afuera, aunque eso le es fácil de insonorizar.

Lleva puesto un par de anteojos bastante tiernos para su aspecto, leyendo con extrema atención y moviendo con suma delicadeza las páginas de aquel viejo libro.

El cuerpo de Aziraphale pega un ligero salto al ver cómo una serpiente se desliza por su escritorio, convirtiéndose lentamente en ese demonio apuesto de cabello rojizo.

── Crowley. ── Saludo el de cabellos blancos, haciendo un ademán que es correspondido con suavidad.── ¿Que te trae por aquí? Teníamos una cena el-

── Miércoles. Lo sé. ──
Terminó la frase, asintiendo.

── ¿Entonces? ── Pregunto confundido, frunciendo un poco el ceño.

Crowley suspira, relamiendo sus dientes por debajo de sus labios y después morderse el labio inferior, sin saber cómo expresarse.

──  Qué te importa. ── Acaba por responder, recibiendo una risita animada del Ángel.── ¿Por que te ríes?

── Porqué se cuando mientes, oh querido Crowley. ── Cerro el libro que estuvo leyendo y guardo sus lentes en el bolsillo de su chaqueta, levantándose para abrazar el cuerpo del más alto con sus brazos cálidos.

El demonio abre sus ojos como platos, sintiendo su rostro sonrojarse y su corazón latir con mucha fuerza, dándole náuseas. Pero extrañamente no náuseas malas.

Sin decir nada, corresponde el abrazo y apega el cuerpo del pálido contra el suyo, oliendo con más detalle su colonia.

── ¿Es nueva colonia? ── Pregunta con tranquilidad, deslizando sus dedos por toda la ancha espalda del más bajito, cada tanto dejando un amistoso apretón en la tela.

── Mhm, esta mañana me puse algo nuevo... ── Hablo casi dormido el Ángel, apoyando su cabeza en el pecho del pelirrojo y reposar allí unos largos y tendidos minutos.