Todo por "amor"

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Aproximadamente 2 días antes

-NARRA ELISABETH-

El suero para dormir a Dean había huecho efecto, y éste estaba tendido en el suelo, casi como muerto. Ahora me tocaba la parte más difícil: escapar con él de la cárcel.

¡Mierda! Algo que hacía ruido se aproximada hacia nosotros. Lo tumbé en la cama, de forma que parecía dormido, y yo me escondí bajo ésta.

Un guardia se asomó y escrutó la habitación entre los barrotes, se dio la vuelta para irse, por lo que no debía haberme visto. Esperé un par de minutos para asegurarme de que no volvería y después salí de mi escondrijo.

Saqué las cápsulas que escondía en mis tacones huecos y cargué con mi amor a mi espalda para poner en marcha mi plan.

Salí de la celda sigilosamente acercándome a la salida de la prisión, que por suerte no estaba muy lejos de la celda de Dean. Cuando estaba enfrente de ella, todavía escondida contra las paredes, comencé a correr hacia la puerta chillando, docenas de guardias me miraban atónitos, y muchos de ellos decidieron acercarse a mí para retenerme. Era el momento. Estampé cuatro cápsulas contra el suelo, de ellas emergió un denso humo negro que nos camuflaría y sedaría a los vigilantes durante varias horas. Antes de que nos afectase demasiado el gas le puse una mascarilla a Dean y otra a mí.

Avancé lentamente hacia donde estaba la puerta de acero de la salida. En el trayecto choqué contra algo que se movía lenta y pesadamente, le di una patada y se dejó de mover. Ya tocaba la puerta, así que pegué en ella una de mis bombas lapa y corrí en la dirección contraria. Me tiré al suelo, cubriendo a Dean con mi cuerpo, él era lo más importante. Una fuerte explosión me ensordeció y quemó ligeramente mis mejillas. Se escucharon algunos suaves gritos de sorpresa de los guardias que no se habían terminado de dormir.

Al abrir la puerta el humo salió al exterior y la luz penetró en el hall de entrada. Lo volví a cargar y corrí a la salida, pero para mi horrible sorpresa varios coches de policía me esperaban a pocos metros. Casi me dieron ganas de llorar, sobre todo cuando distinguí dos conocidas figuras en justo frente a la puerta destrozada: Sami y Roman. Rugí de pura rabia. No me pensaba dar por vencida, y aunque sabía que apenas tenía posibilidades de huir, comencé a correr en dirección contraria a los coches patrulla.

Aún me quedaban algunas bombas de humo tóxico, pero en espacios abiertos no funcionaban bien. Sólo tenía una bomba lapa, así que la tendría que aprovechar. Los dos luchadores junto con decenas de policías echaron a correr detrás de mí y tuve que aumentar la velocidad, no aguantaría mucho tiempo.

Media hora después ya estaba echa polvo. Ya casi no sentía los pies y no era capaz de doblar las rodillas. Algunos policías habían abandonado, pero muchos otros todavía me seguían junto con Roman y Sami. Ya casi me alcanzaban, y yo quería abandonar, era muy duro correr con alguien sobre ti, pero debía hacerlo, no podía rendirle, lo haría por él, juntos seríamos felices para siempre. Decidí jugármela y lanzar la bomba disimuladamente a mis pies, seguí corriendo, esta vez más rapido. Segundos después ésta reventó, y Sami salió volando mientras pegaba un grito desgarrador, otros policías salieron disparados hacia los lados. Sólo Roman se había salvado parcialmente, pues la sangre goteaba de varios rasguños que tenía.

Los dos seguimos corriendo durante varios minutos, cuando se acercó más a mí sacó una pistola de su cinturón y me disparó en la espalda tres veces. Una de ellas impactaron en el hombro de Dean, otra en mi cintura y la última en mi nuca. Me precipité dolorosamente de cara al suelo, cayendo Dean sobre mí. El dolor era insoportable y sentía como si el alma se me fuera a salir. No sé como, pero conseguí rodar un par de metros a la derecha, seguidamente Roman se dispuso a reducirme y colocarme las esposas. Cuando se acercó saqué el cuchillo que guardaba en el bolsillo y se lo clavé repetidamente en el pecho.

Como pude me levanté y dejé a hombre superman tendido sin fuerzas entre los arbustos del bosque. Ya no podría cargar a Dean, así que lo arrastre hasta una zona desértica el la que había preparado una silla y soga. Lo até para que no escapase, el sedante se le pasaría en poco tiempo.

Volví al bosque, casi no me quedaban energías, pero no podía dejar a Roman allí. Podría sobrevivir, llamar a alguien para que lo rescatase y acusarme por todo esto. Sólo tenía que acabar con él, buscar a Sami y a los policías y matarlos también.

Nunca pensé que tendría que matar a tanta gente por amor, aún así, por alguna razón desconocida, estaba dispuesta a hacerlo.

Había oscurecido y apenas podía ver, lo peor era que no llevaba linterna. Un atractivo canto, quizá de perdición, resonaba por todo el lugar. Lo seguí porque era mi única referencia y con un poco de suerte me llevaría a algún sitio. El sonido salía de algún lugar frente a mí y de alguna forma se movía a mi alrededor, confundiéndome. Un viento muy fuerte comenzó a soplar de repente y algo muy pesado cayó sobre mí, quizá un arbol, silenciándolo todo para mí.

Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora