— Tengo que admitir que me gusta este lugar. — comentó Rukia, mientras ella e Ichigo caminaban por ese viñedo, entre las hileras de enredaderas que aún no habían sido cosechadas pero que pronto lo serían.
Los guardias, como siempre, los vigilaban unos metros detrás de ellos.
Se suponía que ya no había peligro pero la Reina Madre insistió en que una escolta de soldados los acompañara e Ichigo estuvo de acuerdo con eso, así que Rukia no tuvo más remedio que aceptarlo.
A lo lejos podía escuchar el sonido de la música que amenizaba la fiesta y a los invitados en la terraza del jardín.
— El Palacio del Sol es la residencia de verano del rey. Podemos volver cuando quieras, y seguro que podremos volver a pasear por los viñedos. — prometió Ichigo, sosteniendo el brazo de Rukia mientras caminaban y admiraban el lugar. — Además, mi abuela te adora, por lo que estará feliz de que pasemos un tiempo con ella.
— Es porque soy adorable. — respondió Rukia abriendo su abanico para jugar un poco con él. — ¿No lo cree, señor comandante del reino?
Ichigo sonrió y negó con la cabeza sin apartar los ojos de ella.
— Ni siquiera lo negaré, bella Princesa del Pueblo. — Rukia se sonrojó.
Él siempre tenía ese efecto en ella, la hacía sonrojar y poner nerviosa cuando la miraba así, como si fuera la única mujer en el mundo, y no ayudaba que él estuviera vestido como el Segundo Príncipe del reino.
Regresaron a la fiesta después de ese larguísimo paseo por las viñas en el momento exacto en que iban a hacer la cata de vinos para todos los invitados. Ambos se pararon junto a la Reina Madre, que estaba conversando con varias personas, y recibieron las copas en las que se serviría el vino.
Después de que se sirvió el primer vino y la Reina Madre se acercó lo suficiente a ellos para que al hablar, solo ellos la escucharan.
— Tardaron demasiado en volver. — La Reina Madre se fijó en Ichigo después de decir eso. — Es el vino que se supone que debes probar, no a tu esposa. — Rukia se puso completamente roja al escuchar ese comentario de la Reina Madre y casi se atragantó con el vino en su boca.
— ¡Abuela! — reclamó Ichigo en voz baja, tan rojo como Rukia por ese comentario. — ¡No hicimos nada de lo que imaginabas! ¡Estábamos paseando por el viñedo!
— Tu abuelo estaría muy decepcionado de ti. — Respondió la Reina Madre negando dramáticamente con la copa de vino en la mano. — Él tenía más agallas, uno de tus tíos fue concebido en una fiesta de vendimia.
Ichigo se atragantó con el vino que estaba bebiendo y Rukia no supo si reírse de ese comentario o sorprenderse por la forma natural en que la Reina Madre dijo eso.
— Respira bien y dame un bisnieto, que me estoy haciendo vieja. — dijo de nuevo la Reina Madre, haciendo que Ichigo se volviera a poner más rojo que el vino que estaba tratando de matarlo en ese momento.
Ichigo sobrevivió a los comentarios de su abuela, y tan pronto como terminó la cata de vinos, se llevó a Rukia de ahí. Rukia apreciaba eso, porque sentía que se iba a desmayar si seguía poniéndose roja por esos comentarios de los que no podía reírse en público aunque quisiera.
Eventualmente ellos le darían un bisnieto a la Reina Madre, pero aún no era el momento.
Caminaron durante un rato entre la gente que iba y venía de un lado a otro; Rukia e Ichigo estaban vestidos de acuerdo al protocolo de la casa real, y tuvieron que saludar a muchas personas que se detenían a hablar con ellos. Todo era agotador, divertido porque era una fiesta y había mucho vino, pero agotador.
Caminaron hasta el otro extremo del viñedo, donde también había mucha gente, y Rukia vio como un grupo de música afinaba sus instrumentos. Un grupo de personas estaba comenzando a reunirse y otro grupo estaba vertiendo cestas de uvas en lo que Rukia pensó que era un barril muy ancho y muy grande.
— Sus Altezas. — La voz de un hombre que se les acercó y les hizo una reverencia llamó la atención de Rukia.
Por un momento pensó que venía a saludarlos, hasta que se dio cuenta de que era uno de los anfitriones de la fiesta. Ella e Ichigo le devolvieron el saludo.
— ¿Nos haría el honor de participar en el pisado de la uva? — preguntó el anfitrión, señalando ese enorme barril. — El lagar está casi listo y sería un gran honor para nosotros que fueran los primeros en bailar.
Rukia había leído un poco sobre esas fiestas el día anterior, y estaba emocionada al darse cuenta de qué era todo lo que estaban organizando en ese lugar y lo qué les proponía el anfitrión.
— Por supuesto que aceptamos, mi señor. — respondió Rukia antes de que Ichigo pudiera negarse.
— ¡Maravilloso! — Exclamó alegremente el hombre. — Síganme por favor, les ayudaremos a prepararse.
Ichigo no se negó a seguir al hombre, quien parecía genuinamente encantado de que fueran al lagar, pero miró a Rukia esperando una explicación de por qué había aceptado el baile. Rukia sabía que la gente no dudaría en sacar provecho de algo en lo que la familia real estuviera involucrada, especialmente si les dejaba dinero.
— Bailemos, mi amor. — Fue lo único que dijo Rukia, con una sonrisa en los labios, sabiendo que Ichigo no le negaría nada.
— Sabes que el vino que se producirá del baile que haremos se venderá como si fuera "las lágrimas de la Madre", ¿no? — le preguntó Ichigo antes de llegar al lugar donde los llevaban.
— Lo sé, pero nunca antes había bailado sobre uvas y no pretendo desperdiciar esta oportunidad para hacerlo. — Rukia abrazó a Ichigo, deteniendo su avance. — O le digo a la Reina Madre que no quieres darle un bisnieto.
— ¡Rukia! — Ichigo se sorprendió al escuchar esa amenaza. — ¿Tú también? Ya no pasarás más tiempo a solas con mi abuela, se te está contagiando su actitud.
Rukia se echó a reír ante ese comentario, pero Ichigo la tomó de la mano y la llevó a donde el anfitrión los estaba esperando para darles instrucciones sobre qué hacer y cómo hacerlo.
Cuando todo estuvo listo, un par de sirvientas les lavaron los pies. Ichigo se había subido los pantalones hasta la rodilla y Rukia había sujetado su vestido al costado de sus caderas con una cinta que le habían dado para ese propósito, y luego entraron al lagar.
La sensación de las uvas aplastadas bajo sus pies era algo que Rukia nunca imaginó sentir; era extraño y divertido al mismo tiempo.
— Hoy, el príncipe y la princesa del reino nos han honrado con el primer baile de la cosecha. — anunció el presentador, y la gente que se había reunido allí comenzó a aplaudir. — No tenemos ninguna duda de que el vino que ayudarán a crear será exquisito. ¡Que empiece el baile!
La música comenzó a sonar después de ese pequeño discurso, y Rukia se inclinó ante Ichigo, él respondió de la misma manera, y luego tomó su mano. El baile era sencillo, solo tenían que seguir el ritmo de la música, intentando bailar alrededor del lagar para triturar la mayor cantidad de uvas posibles.
Ichigo parecía molesto al principio, pero después de un tiempo, comenzó a disfrutar del baile y la música, haciendo que todo el momento fuera aún más increíble y mágico para Rukia.
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El Ruiseñor || IchiRuki FF
Fiksi PenggemarIchigo regresa al reino después de completar su educación en el reino de su madre, se supone que él es el heredero, se supone que todo está bien y se supone que nada va a cambiar. Se supone. Ichigo ha aprendido, de una manera cruel, que su padre no...