1. Cuando por primera vez te vi.

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Ibas con tu hermano mayor al hombro entre lloriqueos pidiendo ayuda

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Ibas con tu hermano mayor al hombro entre lloriqueos pidiendo ayuda. Debo admitir que me sobrepasé con él, fue un golpe muy duro a su cabeza, aunque sí odio darlos con objetos contundentes me sobrepasé porque no sé usarlos, es la mala manía de Ran, no la mía.

¿Y tú qué tenías como para captar mi atención? Nada especial, sólo una mirada apenada llena de dolor y miedo que se convirtió en mi martirío, porque te odié de lo patético que te veías.
Un penoso muchacho preocupado de su hermano mayor, dándolo todo para rescatarlo, un sentimiento asumo mutuo entre ustedes. ¿Darías la vida por él? Quisiera descrifrarlo o de pleno que me lo confieses porque admito envidio tu relación.

Ran es mi todo, y yo sólo siento soy su sombra.

Ran es mi todo, y yo sólo siento soy su sombra

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«Supe que el cielo era para tí, y para mí.»

Cuando creí que tu tropa de cobardes no haría aparición me mordí la lengua al verte ir detrás de ese rubio con cara de inútil.

Y al iniciar la pelea pasé la lengua por mis labios esperando romperte la cara y todos los huesos.
Y en ese momento al verte esa falsa mueca de enojo tratando de hacerte el fuerte mi corazón empezó a latir con fuerza, mis hormonas se dispararon otorgándote toda mi atención y vi en alta definición cada fotograma de tu cuerpo y el brillo insólito de tu sangre teñir tus nudillos blancos.

Tu compañero sin dudas era un chiste, tú y su alianza eran un chiste.

Tirarte al suelo me hizo sentir un depredador porque me dejé llevar en verte el cuello y el área de tu mandíbula, subí mi vista por tu mentón hasta tus temblorosos labios.
Y ahí torcí tu brazo hasta triturarte la articulación, gritaste, yo suspiré y reí. Me sentí en un clímax insano.

Debo admitir me dió lástima destrozarte la pierna ¿Pero a qué retrasado se le ocurre levantarse luego de ser derrumbado tantas veces? Debí hacerlo, era yo o sería alguien más, y nadie me quita mi presa, ni siquiera Ran, hoy no, contigo no.

Otra vez te vi de pie junto al Shiba menor, Ran se hizo cargo de él, me uní sólo para dejarte en paz, deberías agradecerlo, debes estar feliz de no ser tú la víctima de su bastón retractil y en verdad más a mi, te evité ese mal destino.

Y lloraste, gritaste de una forma tan patética que daba pena ajena y una ternura inigualable, quería apretar tu rostro entre mis manos hasta aplastártelo.

Ahí nuevamente de pie. ¿No te dabas por vencido? Me lancé a ti decidido con mis aires de vencedor, pero me retuviste.

Y me mandaste a dormir de un puñetazo.

Y me mandaste a dormir de un puñetazo

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«Nunca más podré dormir.»

Sin rumbo me senté en la banca de mi habitación.
Años sin aparecerme en este basurero, seguía igual, olía igual y el aire denso de sus internos me hacía sentir pequeño sin Ran a mi lado todo el tiempo posible.
Las noches fueron más largas y los días más toscos, me grabé en la cabeza el preciso momento donde tus ojos azules brillaban cambiando los papeles, tú fuiste mi depredador.

Te odié más y más cada noche en la institución, apretaba mis dientes guardando tensión fantaseando con mis manos ahorcarte hasta matarte. O mis manos ahorcarte hasta que te muerdas el labio suspirando y tus ojos brillen por otro sentimiento que no sea el miedo.

Y me puse pálido de sólo pensarte así, sudé frío y agité mi cabeza asustado, subí mi manta hasta arriba y dispuse mi mente a entrar en reposo, eran demasiados pensamientos revueltos en tan solo una noche.

Y tantos meses.

«Nunca más podré soñar con nadie que no seas tú

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«Nunca más podré soñar con nadie que no seas tú.»

Me uní a un segundo dictador sólo porque a Ran le temblaba todo de miedo el irse en su contra, sé que lo disfraza en respeto porque yo hago lo mismo cuando estoy cerca de él.

Estaba indignado con la sola idea de abandonar la alianza con Izana a pesar de que estuviera muerto, sé que no volverá nada a lo que era antes, pero nosotros con Ran somos los reyes de Roppongi, siempre hemos dicho que no necesitamos una pandilla, pero ahí rompimos nuevamente nuestro ideal sólo por el miedo a ese latino tan desquisiado.

¿Tenía derecho a quejarme?

Ninguno.

Y cuando salí el viento chocó fúnebre contra mi rostro, la idea de esperar por South no me alegraba nada, pero accedió a dejarnos la opción del uniforme de color diferente, así que al menos tendríamos algo distintivo entre tanto pandillero chiste.

Volví a mi rutina que por cierto, ya no era tan interesante; Beber, vender drogas, fumar hierba con mis amigos, ir a fiestas, cocinar en casa y encerrarme a creerme Dj.

Pero a pesar de que era lo que siempre hacía lo sentí distinto, como si el cielo tuviera otro tono y el viento estuviera más denso, al principio creí que era una estúpidez incluso si empezaba a incomodarme.

Y cuando empecé a buscarte sentí un nuevo motivo para avanzar en este capítulo de mi vida llamado juventud.
Quería verte una vez más y cerciorarme que esos pensamientos románticos en mi cabeza sólo eran parte de probablemente un trastorno o un brote psicótico que debería empezar a tratar pronto.

Pero no, porque te vi nuevamente y el pecho se me aceleró casi al punto de sentir que moriría y vomitaría el hotdog que comí hace poco.

Pero no, porque te vi nuevamente y el pecho se me aceleró casi al punto de sentir que moriría y vomitaría el hotdog que comí hace poco

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Un Amor Violento [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora