Esa tarde llegué a casa más feliz que nunca. Finalmente había recibido la llamada que tanto esperaba.
Me graduaba de la universidad en verano y quería realizar el viaje que soñé por tantos años antes de adentrarme en el mundo laboral y convertirme en una adulta completamente responsable. Quería disfrutar un poco de mi juventud.
Trabajaba en la oficina médica de un familiar archivando documentos de poca relevancia unas horas a la semana para ganar algo de dinero y poder costear algunos gustos personales. Pero aún no veía muy en serio eso de trabajar. Más bien, me había enfocado en estudiar. Siempre fui muy buena estudiante y creo que merecía una recompensa por el esfuerzo y dedicación a mis estudios durante toda mi vida.
Esa misma tarde había recibido la llamada de que me habían aprobado un préstamo, solicitado por mí, hacía unos meses en la universidad.
La universidad a la que asistía, contaba con un programa de viajes para estudiantes candidatos a graduación. Pero los requisitos eran altos. Debía tener un buen promedio, tener referencia de alguno de los profesores y redactar un ensayo de 1,000 palabras o más que justificara la razón por la cuál quería viajar y por qué quería visitar el país seleccionado. Me asustaba no cumplir con todos los requisitos.
Mi promedio era bueno y era una estudiante responsable, por lo que ningún profesor se negaría a redactarme una referencia, pero ¿cómo iba yo a explicar mi eterna obsesión por el kpop, los dramas coreanos y Corea, sin que sonara como toda una demente?
Sin embargo, a medida que escribía el ensayo, descubrí que estaba totalmente fascinada con la cultura, las tradiciones y el idioma. Tal vez, había logrado transmitir eso en mi ensayo. Cualquiera que fuera la razón por la que fui una de las seleccionadas, ya no tenía importancia. Mi felicidad yacía en el hecho de que finalmente viajaría a Corea del Sur.
La mañana siguiente fue un caos. Corrí de oficina en oficina por toda la Universidad. Ellos se encargarían de tramitar todo el proceso; comprar el boleto de avión, hacer las reservaciones de hotel y organizar un guía turístico (en caso de que yo solicitara uno).
Los días posteriores no pasaron con suficiente rapidez y lo único que podía hacer durante mi angustiosa espera era soñar. Soñaba con pisar el Aereopuerto Internacional de Incheon, visitar la Torre Namsan, caminar por las calles de Seúl y Gangnam, ir al cine, caminar por los parques, comprar a vendedores ambulantes, visitar museos y lugares históricos, ver casas tradicionales y, por su puesto, con gritar hasta quedarme afónica en el Concierto de Super Junior, para el cual compré mi boleto minutos después de haberme enterado que finalmente viajaría a Corea.
¡Era realmente increíble! Finalmente los vería. Ese había sido mi más grande sueño. Constantemente me imaginaba en ese océano azul zafiro perlado, rodeada de otras fans igual que yo, coreando sus canciones con un lightstick en mis manos.
Suju, como también se les conoce, llegaron a mi vida a dos años de haber debutado. En el momento en que los conocí me declaré ELF (Ever Lasting Friend), que es como se llama su fanclub oficial.
Una tarde, aburrida, viendo videos en internet, me encontré con su video oficial de U y me encantó. No fue casualidad, fue el destino. Desde entonces, había reído y llorado con ellos sus logros y derrotas. Estuve ahí para sus presentaciones en programas de variedad, comebacks y eventos especiales. Los conocía a ojos cerrados. Fueron mis iniciadores en el kpop y ningún otro cantante o grupo podía ocupar su lugar.
Compartía con otras chicas que al igual que yo, los amaban con devoción. Sin embargo, ser fan del kpop es mi país era complicado. Las personas no asimilaban cómo me podía gustar música en un idioma que no entendía. A menudo contestaba:
-"Madonna es una de las cantantes más famosas en todo el mundo. ¿Estás seguro que sus millones de fans a nivel internacional hablan inglés? Porque yo no. Sin embargo, sus conciertos en Francia, Italia, China, entre otros países que no hablan inglés, se llenan a capacidad."
O utilizada ejemplos similares para contestar a esa pregunta; un poco absurda para mí. Así que, era sencillo y común en mí, ensimismarme en mi pequeño mundo de vez en cuando.
No es que fuera del todo solitaria, tenía mis amigas, pero no compartían conmigo mis gustos de kpoper (fans del kpop). Con ellas compartía otros gustos: libros, películas o cantantes de esta parte del mundo. Así que, mis grititos de fan enloquecida cuando Suju hacía un comeback o mis lágrimas cuando alguno de los chicos entraba en su servicio militar, los compartía con otras ELF a través del internet.
Este próximo concierto había sido anunciado hacía casi un año. Su agencia, SM Entertaiment, había decidido que sería para que fans internacionales también pudieran viajar a Corea y ver a Super Junior en su tierra natal. El evento era parte de un proyecto del Departamento de Turismo de Corea del Sur para promover el turismo en ese país. Super Junior era uno de los grupos de kpop más famoso del mundo; responsables de llevar el kpop a cada rincón del planeta. "Kings of the Hallyu Wave".
Por eso, habían dado a ELF internacional la oportunidad de reunir el dinero necesitado para su viaje a Corea. Y, aunque el concierto había sido anunciado hacía ya caso un año, los boletos no fueron puesto a la venta hasta un mes antes del evento, lo que me brindó tiempo suficiente para poder tramitar todo lo necesario y solicitar el préstamo.
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El Universo Conspira
FanfictionCuando dos almas están destinadas a estar juntas, siempre encontrarán la forma de juntarse.