Mi llegada al aeropuerto fue triunfal. Bueno, en realidad no lo fue, pero no me importa. Para mí lo fue, punto.
Había soñado innumerables veces con pisar el Aeropuerto Internacional de Incheon. Lo había visto tantas veces en los dramas coreanos, que estaba segura que encontraría la salida a ojos cerrados. Fallé en el intento, pero tampoco me importó.
Me dirigí al hotel con la mente puesta en una cama grande y cómoda. Mi cuerpo anhelaba una cama con urgencia. El viaje había sido más que largo, y un viaje de... unas cuantas horas, y en clase económica, no es muy cómodo que digamos.
Cuando llegué al hotel... ¿dormir? ¿Alguien dijo dormir? Era de noche cuando llegué a Corea, lo que significaba que era de día al otro lado del mundo y aunque me sentía tan cansada como si mi reloj interno se hubiera acostumbrado al horario de Corea en un segundo, mis pensamientos, después de anhelar una cama durante todo el viaje, ahora no me dejaban dormir. ¡ESTABA EN COREA! ¡EN COREA!
Comencé a brincar como loca por toda la habitación. Se me aguaron los ojos de la felicidad. Éste era mi sueño y al fin lo veía realizado. Me encontraba al otro lado del mundo. ¡ESTABA EN COREA! ¡EN COREA!
Lo que haría después de esta exprerincia no tenía importancia. Para mí, solo importaba el ahora. Era pasada la medianoche, así que me obligué a dormir. No quería que el día de mañana, el cansancio me tomara desprevenida y luego no pudiera disfrutar.
Mi primer día fue una belleza. Disfruté de las calles de Seúl más de lo que había logrado imaginar. Mi coreano era básico, pero me defendí bastante bien. Los seulenses estaban acostumbrados a los turistas, así que no tuvieron problemas en entender mi pobre coreano. Había tomado unas cuantas clases y siempre buscaba la forma de instruirme con el abecedario, la pronunciación, y ese tipo de cosas, por internet.
Acabé rendida en la cama del hotel cuando cayó la noche. Había caminado por las calles de Corea y visitado la Torre Namsan. ¡LA TORRE NAMSAN! ¡NAMSAN! La misma que ha sido protagonista de innumerables escenas románticas en dramas y programas coreanos. Se dice que tiene una de las mejores vistas en todo el país.
La noche siguiente sí que sería un gran acontecimiento para mí, mi vida y mis sueños. Era el concierto de Suju; el mismo por el que casi vendo mi alma solo para poder ir.
Lo que no me esperaba era lo que pasaría durante el día. Mi vida daría un giro de 360 grados; no volvería a ser igual. Mi destino estaba en Corea. Mi vida estaba en Corea. El encontrar ese primer video de Super Junior aquella tarde fue más que una coincidencia, porque eso hizo nacer, crecer y luchar un sueño en mí. El destino había lanzado los dardos y me encontraba iniciando el juego más importante en mi vida.
Desperté temprano la mañana siguiente. Iría a Gangnam. ¡OPP, OPP, OPP, OPP, OPPA GANGNAM STYLE! Seúl era enorme, así que tomaría varios días recorrerlo.
Quería visitar tiendas y cafeterías. Gangnam es como el Beverly Hills de Corea del Sur. Lo mejor de lo mejor. Ir a Corea y no visitarlo, simplemente, no era una opción para mí.
Caminando por una de las aceras, tropecé con un transeúnte. Llevaba mi teléfono celular y unos folletos de una de las tiendas que había visitado, en mis manos, y mi cartera, abierta, en mi antebrazo. Al tropezar con él, todo cayó al suelo.
- Joesonghabnida (죄송합니다)-dije en mi torpe coreano haciendo una, igual de torpe, inclinación.
El transeúnte respondió a mi inclinación rápidamente, pero no dijo nada. Cuando levanté mi cabeza para mirarlo, llevaba un 'hoodie' negro y una máscara en la boca. ¿Quién andaba tan tapado en pleno verano en Corea del Sur? Me miró a la cara y un poco asustado bajó la mirada y se dobló hasta el suelo para ayudarme a recoger mis cosas.
- Joesonghabnida (죄송합니다)-dijo él en esta ocasión en perfecto coreano.
¡Que vergüenza! Papeles, recibos, bolígrafos, maquillajes, mi 'wallet', entre otras cosas, cayeron desde mi cartera y ahora él me ayudaba a zambullirlo todo de vuelta en ella. Las manos le temblaban un poco. Me volvió a mirar por un segundo y bajó la mirada nuevamente. Obviamente no quería tener contacto visual conmigo. Sin embargo, un segundo fue más que suficiente para notar cierta familiaridad en sus ojos. ¿Lo habría visto antes? ¿Tal vez en una de las tiendas que había visitado?
Recogió sus gafas del suelo, que al parecer cayeron junto con mis cosas cuando chocamos, y cuando se levantó se volvió a inclinar y repitió:
-Jeongmal joesonghabnida* (정말 죄송합니다).
Me incliné levemente y él se puso su gafas, quedando totalmente tapado. ¿Sería algún ladrón?, me pregunté mientras él iniciaba la marcha a paso acelerado por la acera. Pero su caminar... algo hizo "click" en mi cabeza cuando observaba su espalda mientras se alejaba. Me quedé un segundo procesándo lo que había sucedido. Estaba anonadada. Mi mente, totalmente en blanco, no podía asimilar todo lo que había ocurrido. ¿Sería él? ¡No! No podía ser él. La coincidencia era demasiada... pero sus ojos. Esos ojos que llevaba años observando, eran los mismos; eran sus ojos. ¡No! En este momento él estaría demasiado ocupado como para andar libremente por las calles de Gangman. Pero... eso explicaría porque estaba todo cubierto, ¿o no?
-Deja el delirio- me dije a mi misma en voz baja.
Mi mente no creía lo que había visto, pero mi corazón me decía que sí. Me gritaba que sí. Yo era una de sus más fieles fans, ¿cómo no lo iba a reconocer?
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El Universo Conspira
Hayran KurguCuando dos almas están destinadas a estar juntas, siempre encontrarán la forma de juntarse.