Capítulo 11

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Fui hasta donde él y lo besé. Fue un beso desesperado y él lo notó.


-Mia, ¿qué sucede?- preguntó insistente.


Le pedí que se sentara y le conté todo mientras terminaba de empacar. Su rostro iba del blanco pálido de su piel a casi morado. No dijo nada mientras le narraba todo, pero se veía la furia en su rostro.


-¿Por qué no me habías dicho nada? -preguntó demandante. Me senté a su lado y le tomé el rostro.


-Porque no lo consideré importante... -me cortó.


-¿Qué no es importante?- Kyuhyun formuló la pregunta en un susurro. Pero fue un susurro amenazante. Estaba furioso, pero no sentí miedo. Sin soltarle el rostro continué.


-No es relevante para mí. Lo que pasó no decide cómo voy a vivir- confesé. -Jamás... Jamás imaginé que pasaría a más. Después de aquella noche, no he vuelto a saber de él. Mi padre me lleva a todas partes por precaución. Pensé que yo había pasado a ser un intento fallido en su vida. Jamás...- repetí -pasó por mi mente que él pudiera hacer algo como esto-.


-Debiste haberme contando- subió un poco el tono, pero sin gritar.


-¿Cuándo?- contesté un poco alterada soltandole el rostro. -¿Cuándo estaba demasiado ocupada preguntándome qué es que lo siento por ti? ¿Cuándo me llevabas de la mano por el río Han a dos días de habernos conocido? ¿Cuándo comíamos con los demás miembros en el salón de descanso? Kyuhyun, nunca pensé en él. No cruzó mi mente ni por un segundo-. No supo que contestar, sabía que yo era honesta. -Debes irte- añadí. Abrió los ojos y se puso de pie. -La policía de Seúl vendrá a reubicarme en un hotel. No quiero que te vean aquí-.


-Mia, ningún hotel es seguro- dijo más calmado. -Él puede encontrarte por tu nombre. ¿Y qué vas a hacer? ¿Tener un par de guardaespaldas custodiándote en lo que lo atrapan?


-¿Para dónde voy a ir Kyuhuyn? Además, tu seguridad me preocupa má...- me interrumpió otra vez.


-¿Quédate en mi casa?- dijo en voz baja. Me atraganté. -Nunca nadie sospecharía y mi madre cuidaría de ti-.


-Has perdido la cabeza- afirmé. Tomó mi rostro entre sus manos acercándose a mí.


-Viniste a Corea de turista. Lo menos que le ocurre a un turista es encontrarse con la celebridad que admira y que inicie una relación a unos cuantos días de haberse conocido, después de haber chocado una mañana caminando por una acera-.


-Haces que suene tan absurdo- dije con la voz rota y lágrimas en mis ojos. Me sentí estúpida. Sonaba tan ridículo que me sentí avergonzada. Tuve deseos de salir corriendo.


-Porque ES absurdo. ¿Todavía no te has dado cuenta que no somos como el resto? Y, Mia, eso no tiene nada de malo. Simplemente, no somos como los demás- me dio un beso y luego sacó su celular de su bolsillo.


Hizo un par de llamadas. Yo no prestaba atención a lo que hablaba. Estaba demasiado asustada.

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