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La primera impresión de Haneul sobre Christopher se terminó por confirmar apenas lo vió en salón de clases. Sí que era atractivo, mucho más que en una foto. Es alto, robusto, joven y sumamente encantador. Cualquier mujer se volvería loca por él, pero ella es muy persistente, por lo que la única mujer que estará con él sería ella. Nadie más. Plantearse objetivos específicos es muy fácil.
— Así que... Christopher — llamó su atención, él dejó de masticar su comida y la miró un poco extrañado — puedo llamarlo así ¿cierto? Después de todo, parece que tenemos casi la misma edad y estamos fuera de su trabajo, no creo que haya que seguir con la formalidad.
— Sí, claro — acepta dándole una sonrisa, ella hace lo mismo moviendo el tenedor en su plato. Jung-Young y Rubi se miran entre sí, expectantes a la conversación que mantienen.
— Mi hija me contó sobre un problema interno en el instituto y necesitan una abogada, sabe que soy muy buena amiga de la directora, así que me preguntaba si puedo ayudarlos. Ya sabe, con los asuntos legales y todo eso.
— ¿En serio? Sería increíble, la directora se lo agradecería bastante. Usted es una persona muy buena, señorita Seo. Gracias.
Haneul y su hija se dieron una mirada de éxito al lograr su meta. Entrar en su ambiente laboral le daría mayor comunicación él. Hannah regresó a la mesa con la comida de las adolescentes, quienes empezaron a ingerir entusiasmadas. Los había invitado a un restaurante mexicano para pasar el rato.
— Es increíble que se hayan conocido en la escuela, el mundo es muy pequeño ¿no? deberíamos seguir haciendo salidas de este tipo ahora que se conocen — dice emocionada por su amiga y su hermano.
— Sería muy bueno salir otra vez — murmuró la castaña mirando al profesor, al mismo tiempo que bebía de su soda. Chris mantuvo su mirada en ella y rió bajo jugando con su copa de vino, sabiendo que Haneul es menos disimulada de lo que pensaba.
A primera vista, Christopher era el sinónimo de perfección, eso cautivó a Haneul. Hoy en día, casi ningún hombre era un joven profesor de química que estaba bien económicamente y, sobretodo, tiene un gusto de vestir increíble. Había conocido a varios así, pero terminaban siendo unos patanes orgullosos. Ella preferie a los callados que se guardan sus cumplidos para las ocasiones más íntimas.
— Qué raro se siente comer con mi profesor de química ¿no? Aún así... Veo que se está llevando muy bien con mamá. Ojalá sigan así — musita Rubi, alejándose un poco de la mesa con Jung-Young.
— Después de esto ¿Qué haremos?
— Ya cumplimos con nuestra parte de presentarlos y logramos que hubiese una conexión mutua, así que el resto hay que dejárselo al destino — ambas chocaron puños y se acomodaron en sus puestos, volviendo a escuchar la conversación de los adultos.
La cena fue amistosa pero no duró mucho. Se hicieron casi las nueve y todos se encontraban afuera, despidiéndose de Haneul y Rubi quienes ya se iban.
— Christopher ¿Podemos hablar? — el asintió ante el llamado de la mujer, quien caminó un poco lejos de las demás para poder charlar en privado—Escuchar sobre su trabajo fue muy entretenido, me gustaría que hubiese más tiempo para oírlo más.
— De hecho, me preguntaba si usted... Ya sabe, podríamos salir un día. Al cine, a comer, lo que quieras. Soy abierto a múltiples opciones. — invita angustiado. Ella alza una ceja con diversión, captó sus indirectas muy bien.
— ¿Puede darme su celular? — pidió. Él le entregó el aparato ya desbloqueado, ella tecleó un poco y se lo regresó —tengo el martes libre, a las siete de la noche. Ese es mi número de teléfono, puede escribirme y le mandaré la dirección de mi casa para que me recoja. Espero no llegue tarde.
— ¡Claro, estaré ahí! — pausó pensativo— Una pregunta ¿le gustan las flores y los chocolates? — cuestionó curioso.
— Siendo sincera, me gustan más los regalos privados.
Christopher le dió una sonrisa al entenderla antes de que se diese la vuelta e irse con Rubi en su coche. Al alejarse, él puso sus manos en su cabeza y soltó un grito, asustando a su hermana y sobrina.
— ¿Qué diablos? ¿Por qué gritas? — reclama la mayor. El hombre se gira en su eje viéndolas con ánimos.
— ¡Le pedí una cita y apenas la conocí hoy! ¿Estoy loco? creo que la soda de mango me afectó. No sé qué carajo voy a hacer o decir en la cita pero debo casarme con esa mujer ¡es la chica de mis sueños! ¡soy tan feliz! — balbuceó nervioso, guardando su número de contacto.
— Ay, Christopher... Haneul es muy difícil, apenas cometas un error, perderá el interés en tí. La conozco desde hace mucho— aconseja Hannah.
— Entonces no debo equivocarme en nada si quiero gustarle de verdad. Tienes que contarme cómo le gustan; carismáticos, inteligentes, presumidos... ¡TODO! — exige a su hermana.
— Tío, mamá no se refiere a eso, si no a errores machistas o de pocos modales. La señora Seo no quiere que cambies para que le gustes, ella quiere que seas buena persona, aunque no creo que sea muy complicado porque eres muy amigable — aclara la pequeña alzando su pulgar en señal de ánimos.
— Oh, entiendo... — piensa unos segundos — bueno, de igual forma, debo prepararme. Conquistar a una mujer no es pan comido y creo que haremos muchas cosas en esa salida.
Caminó al auto con aires de seguridad. Las chicas no pudieron evitar reírse de él, ya que jamás lo habían visto tan seguro de estar con una persona.
Por lo general, Chris no sale con cualquier persona, ya que continuamente las chicas lo alagan por su atractivo, minimizando su forma de ser porque por lo general no les gustan los hombres que lloran como nenas al ver una película romántica o se muestran muy cariñosos todo el tiempo, así que solo lo buscan para pasar el rato. No le gusta así. Quiere a alguien que lo ame en todo momento como es, que lo conozca a fondo y no se avergüence de estar con él. Desea una relación estrecha y en confianza.
— ¿Deberíamos decirle a la señora Seo que se porte bien con él?— preguntó Jung-Young, viendo a su tío entrar a su edificio una vez que lo dejaron en su hogar.
— No, ella sabe lo que hace. Además... Si le gusta Christopher después de esa cita, créeme que no querrá soltarlo nunca.
