Capítulo 10

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Un dolor punzante en su cabeza la hizo despertar desorientada.

Se sujetó la cabeza y abrió los ojos con dificultad.
La luz del sol mañanero se colaba por algunas aperturas de las cortinas pero Sarada tardó en reconocer el lugar.

Se sentó en la cama mientras sostenía las sabanas para esconder sus pechos, su desnudez hacia fricción con las telas y eso le dio un golpe de recuerdos.

Abrió los ojos con sorpresa y examinó cada centímetro de la habitación.

No había sido un sueño.

Miró de inmediato a su costado, Shikadai dormirá bocabajo, las sabanas le llegaban hasta la cadera y su espalda estaba desnuda.
Su brazo aun estaba sujetandola por la cintura.

Su cuerpo se tensó y trago saliva.

Quitó delicadamente el brazo de Shikadai que estaba sobre ella.

Ni siquiera se atrevió a respirar para no despertarlo.
Se bajó de la cama y fue hasta donde había lanzado su ropa que en realidad estaba esparcida por la habitación, sin embargo le hacía falta una prenda importante.

En silencio buscó por toda la habitación pero no lograba encontrarlo.

Mmh...

Aguantó la respiración y su abdomen se contrajo.

Pensó que Shikadai se había despertado, pero al verlo se dio cuenta que solo había rodado hacia el otro lado de la cama.

Mierda, debo salir de aquí... —habló Sarada en un susurro.

Mientras se vestía rápido y en silencio un millón de pensamientos llegaron a ella.

¿Cruda moral? En realidad no sabía si se arrepentía.

Algo saltaba en su vientre, pero no sabía si eran nervios o emoción.

Había vuelto a dormir con... con alguien que ya no sabía exactamente que papel jugaba en su vida.

Estaba confundida.

Quería sonreír, pero también sentía ganas de llorar.

Tomó sus zapatos y antes de salir de la habitación volvió a mirar hacia la cama.

Shikadai seguía dormido.

¿Qué pasaría con ellos ahora?

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Casi siempre su estomago parecía un agujero sin fondo.

A diferencia de muchos, Kawaki amaba desayunar pesado.

Le gustaba iniciar el día con el estomago lleno.

Himawari siempre hacía bromas sobre que entre su padre, Boruto y él, podrían acabarse la alacena en una sola comida.

Pero esa mañana estaba de frente a la mesa llena y sin apetito de nada.

¿Estás bien? —preguntó Sumire al notar a Kawaki extrañamente callado.

—apenas respondió Kawaki mientras se echaba hacia atrás recargando su espalda en la silla.

No has probado nada, ni siquiera le has dado un sorbo al jugo... —comentó Sumire dejando su plato vacío sobre la mesa.

Ella salía comer lento, siempre Kawaki era el primero en terminar, sin embargo, en esa ocasión ella ya había acabado y él ni siquiera había empezado bien.

Kawaki miró a Sumire con una mirada que de inmediato la preocupó.

¿Pasó algo anoche?

Es que... —Kawaki buscó como decirlo, pero aun estaba sorprendido con lo que vio— ...no me lo esperaba...

Lejanos || ShikasaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora