Love for Two

Primer dia de clases

Wei Ying era un joven adolescente que le disfrutaba de los juegos de ordenador y de rol, era un empollón como suelen llamarle en clases; se pasaba la tarde entre las más espléndidas historias de la tierra media y se pierde en las profundidades de mordor, otras veces suele navegar en aguas del caribe por donde nadan las sirenas o suele viajar por el espacio exterior, sin embargo, hoy solo memorizar fórmulas de química.

Lan 𝒁𝒉𝒂𝒏 era un nuevo estudiante en la academia de Gusu ,solía ser silencioso y no hablaba más de lo necesario, su risa era calmada y sus ojos siempre se mostraba impasibles con los desconocidos , suele salir de fiesta algunos viernes y se pierde con sus amigos de acampada algún que otro lunes en su momento rebelde(suele ser después de clase ).

Un día, martes de septiembre, en el año 2010, primer día de clases y último año de preparatoria,no ha cambiado nada en estos tres años y las paredes del instituto siguen siendo igual de grises, Wei Ying corre a clases unos minutos tarde mientras piensa en la excusa que le dará al profesor de mañana.

Una chica nueva está en la entrada o eso logra ver desde la distancia, sin embargo, en el lol no te enseñan a reducir la velocidad en una curva, por lo que en un intento desesperado por no chocar con la preciosa chica de ojos dorados y pelo lizo termina por caer y chocar contra el borde de la puerta de entrada.
Una chica que iba llegando a clases también observa todo y no puede evitar reír, MianMian, que solo venía unos pasos por detrás, no consigue ni intenta esconder mucho menos disimular la enorme carcajada que abandona sus labios al encontrar tal escena y Wei Ying está demasiado ocupado sintiendo vergüenza como para sacar la cabeza de la esquina en la que callo.

-¿Estás bien?- consigue escuchar desde el suelo, pero decide no responder.
-Oye, te pregunto si estás bien- repite la voz a su espalda, estaba a punto de quejarse cuando alguien más hablo.
-Seguro que murió, solo mira, no se mueve ni reacciona.

Cuando estaba a punto de refutar, unos mechones de pelo azabache acarician su mejilla derecha, y unos dedos delicados, pero aun así fuertes, toman su rostro con tanta delicadeza que siente que podría pasar la eternidad solo dejándose acariciar por ellos.

Armándose de valor consigue levantar la cabeza y logra ver los ojos más hermosos de toda su vida, se queda tan embobado ante esas largas y rizadas pestañas que no nota la sangre que sale de su cabeza hasta que ya es tarde y entonces todo se vuelve negro.