Capítulo XVIII

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Camila caminaba de un lado a otro con el móvil en las manos, sin saber a quién llamar primero, estaba entre entregar a Austin o marcar el número de Dinah para saber si lo que el chico le había dicho era cierto, los nervios que la azotaban en ese momento harían que su corazón se detuviera, lo único que imploraba era que Lauren estuviera viva, era lo único que necesitaba en ese momento. 

Marco el número de la amiga de la inspectora pero no contestó, eran las tres de la mañana y tal vez estaba durmiendo, espero un momento y volvió a intentar sin tener respuesta. 

-¡Maldita sea! - exclamó con desesperación. 

Austin tenía su teléfono hackeado, por lo que podía ver todo lo que la chica hacía en el de él, el número de Lauren fue uno de los primeros que bloqueo por lo que intentar marcar el número de la inspectora sería en vano. 

Pensó también en escaparse, pues su esposo se había ido de fiesta como casi todos los días, pero sabía que no la tendría fácil, todos los empleados en la casa estaban informados de no dejarla salir al menos que el diera la orden. 

-¡Camila! - le llamó alguien, abriendo la puerta de golpe. 

-Ally, ¿cómo has entrado? - le preguntó con asombro al ver a su mejor amiga. 

-He tenido que saltar por la parte de atrás, todos están dormidos ahora, aproveche cuando vi que el auto de Austin salió. 

Camila corrió y la tomó en un abrazo dejando derramar lágrimas, eso le hizo comprender a la chica Brooke que su amiga, ya sabía lo que había pasado. 

 -Cuando lo siento Mila, me he quedado hasta tarde haciendo unos trabajos de la universidad y cuando baje a la cocina a buscar un poco de agua escuche cuando alguien le avisaba a mi padre sobre lo sucedido, no dude un segundo en venir a decírtelo - le dijo, secando las lágrimas de la desolada joven. 

 -¿Está viva? - fue lo único que pudo preguntar. 

-No lo se, pero si quieres puedo ir al hospital y averiguar todo, joder que tampoco se donde la pueden tener - dijo, colocando su mano en la cabeza pensando en que hospital de esa gran ciudad podrían haber llevado a la inspectora. 

-No creas que me voy a quedar aquí de brazos cruzados, ya no me importa una mierda, yo necesito verla, necesito saber que está bien. 

-Bien, pero, ¿fue Austin verdad? - le pregunto mirando con tristeza a su amiga, quien afirmó con su cabeza, cerrando los ojos y derramando lágrimas. 

Juntas y tomadas de la mano, ambas chicas comenzaron la aventura de salir de aquella gran y custodiada mansión sin ser vistas, los pasillos del lugar estaban en completa oscuridad y soledad, logrando así llegar a las afueras con total éxito pero cuando estaban a punto de escalar un muro que las llevaría a las afueras fueron avistadas. 

 -Señorita Camila, vuelva a su dormitorio por favor, o tendré que llamar al señor Mahone. 

Los corazones de las dos amigas comenzaron a latir con fuerza, Camila maldecía en sus adentros el no haber podido lograrlo, tanto que se dejó caer en el verde pasto derramando lágrimas de desesperación, ya no lo aguantaba más. 

-Tranquila Mila, por favor, yo me iré no te preocupes a mi no me pueden retener - dijo inclinándose para sostener a la chica, mirando con rabia al hombre que las observada con detenimiento. 

-Señora Camila, son las tres de la mañana, lo más seguro es que el señor regrese a las ocho como siempre lo hace, tiene hasta las siete de la mañana, si a esa hora no ha regresado lo llamare. 

Las chicas se miraron asombradas, Camila sabía que Austin era un desgraciado hasta con sus empleados, les gritaba y humillaba cuando quería, específicamente ese chico, el cual parecía tener una edad contemporanea con ella, había sido hace unos días atrás, espectador de una pelea entre Austin y ella, en la cual el chico la insultó y tomó fuertemente del brazo, ella noto que el joven había bajado la mirada con vergüenza y se tenso al instante, dándose cuenta así, que aquella acción no había sido de su agrado, pero en la posición que estaba, nada podía hacer salvo que quisiera perder su trabajo y hasta algo peor. 

-¿Cual es tu nombre? - le preguntó la Cabello mirándolo. 

-Fernando, señora - le contestó con bastante educación y amabilidad. 

-Fernando, cuando salga de este infierno te llevaré a trabajar conmigo y creeme que yo te pagaré y te tratare mejor de lo que lo hace el gilipollas de Austin- le dijo, haciendo que el chico bajara la mirada, dibujando una sonrisa en sus labios.

-Gracias y dese prisa, por favor.

Camila le regaló una última sonrisa esa noche a ese joven que había sido un ángel y junto a la su amiga, salieron rapidamente en direccion al hospital mas conocido de la ciudad, empezarían por ahí. 

-Joder, no está aquí. - le informo Ally, llegando a su lado luego de preguntar en la recepción por la inspectora- Ya se lo que haré, llamaré a mi padre y se que a el si le daran la informacion. 

Salieron el hospital y se dirigieron hacia el parking en donde estaba el coche de Ally, ella de camino hacia unas cuantas llamadas, mientras que Camila, asumida en sus pensamientos, oraba porque Lauren estuviera bien y que su alma se llenará de fuerzas para hacer lo correcto, por su culpa aquella chica estaba en esa situación, por haberse enamorado de ella ahora tal vez se debatía entre la vida y la muerte, era algo que no podía permitirse, le dolía pensar en el sufrimiento de ella, tanto que la decisión ya estaba tomada y sin importar lo que se le viniera encima, entregaría a Austin Mahone. 

-Listo, mi padre me ha dado la dirección, vamos. 

Ally encendió el motor y se fueron a todo lo que daba, el hospital no estaba tan lejos por lo que en menos de lo que pensaron ya estaban aparcando el auto y entrando rápidamente en recepción, lo primero que pudieron notar fuera fue la presencia de varios efectivos de la policía nacional, eso les confirmo que efectivamente Lauren estaba ahí, era una figura muy querida en el cuerpo policial. 

-¿Camila? - le llamó alguien a su espalda. 

Se trataba de Dinah, quien al verla corrió hacia ella y la tomó en un abrazo. 

-Por favor, por favor dime que está viva - le suplico aun pegada a ella entre lágrimas. 

-Esta muy mal, hace un momento el médico salió y nos dijo que estemos preparados, no hay muchas probabilidades de que sobreviva Mila, lo siento tanto - le dijo, derramando gruesas lágrimas de dolor. 

La presión de Camila bajó de golpe haciendo que esta perdiera el equilibrio, siendo sostenida rápidamente por Ally y Dinah, todos sus miedos se juntaron en ese momento, si Lauren moría, nunca se lo perdonaría así misma. 


Una Bala Directo al Corazón - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora