Puedo escombrar las nubes y alborotar aquellas qué se ven soleadas, plagadas de sueños extraños.
Puedo aspirar suspiros en el aire y presumirlos con donaire, todo debo intentar, si te quiero volver a conquistar.
Y ya vendrá el día, qué el sol se rinda a leyes divinas y su dimensión se reduzca al centro de mi mano y se tragué una parte del universo.
¡Y te traiga a mis manos de regreso!
También espero tenerte en medio de mi vida y seas el elemento dónde se gira una familia.
¿Y quién dice que no?
¡Qué tú no debes ceder! ¡Porque tiene que suceder!
¡Y de testigo pongo a la estrella más bella! ¡Al firmamento! ¡A mi corazón qué tengo muerto! ¡Y a mi madre qué me dejó en un desierto!
¡En serio...! ¡Yo te quiero! Y le pido al cielo manifieste su poder y su Don haga valer.
¡Y aunque no lo creas tú me das mucha sed! Llegas a mi mente al apoderarse el amanecer.
¡Escucha...! ¿No lo sabías? Tú llegaste a la tierra a formar y dar vida.
A sucumbir en mis brazos y llenarme de alegría hasta que el Señor decida.
León
6 nov 1995. 9:15 am
Y en el segundo encuentro Reina, mis testigos, la estrella más bella, el firmamento, se quedaron sorprendidos por no cumplir lo prometido en aquel entonces.
No pude cambiar el destino, ella vino me probó y se volvió a retirar.
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