Terror
Miles siente una presencia pesada y lamentablemente conocida a sus espaldas, algo que le exigía girar a verlo a los ojos. El niño temblaba en su cama de pavor, aterrado de lo que pudiera hacerle el monstruo a sus espaldas, preparado para devorarlo si se atrevía a moverse.
El sonido de una respiración pesada y obstruida llenaba la habitación, junto con la pesadez que siente quién es observado por algo mayor. Giró su cabeza, encontrándose con el clóset cerrado y oscuro. Se levantó y camino con cautela hasta estar frente a la puerta azul celeste de madera, escuchando con cada paso como la respiración aumentaba y se combinaba con pequeños ruidos que no podía diferenciar, casi como si fueran alaridos, lamentos ahogados o un animal ahogándose.
Estaba en trance, sin poder moverse de su lugar tomó el tomo de la puerta con las manos temblorosas y la abrió de un solo golpe. La oscuridad absoluta del interior lo paralizo, ni un solo rayo de luz alumbraba el pequeño rincón, todo en un negro azabache aterrador y misterioso, aún escuchando aquellos sonidos desde el interior. Sintió su respiración cortarse cuando el ruido se detuvo, dejando toda la habitación en un total silencio, para luego hacer presencia unos ojos grandes, rojos e intimidantes, que le examinaban las entrañas.
Los ojos denotaban sed, hambre, una incontrolable necesidad de matar. No eran dos, eran varios posos rojizos que lo miraban hipnóticos, haciendo que el miedo inundará su alma.
Escucho crujidos, como si huesos se rompieran y los alaridos se intensificaron, su estómago se revolvió de solo escuchar los gritos que salían del interior. Aquella criatura desconocida saco sus garras lentamente, dejando ver sus largos dedos puntiagudos cual cuchillos y su piel negra y escamosa con manchas de sangre seca, tomando los marcos del clóset, dejando marcas de rasguños. Se desdoblaba y crujían sus huesos, rompiéndose y reubicandose hasta que logró salir por completo.
Cuando estuvo de pie frente a él, notó que la criatura le sacaba fácil un metro y medio de altura. Se veía completamente negra, demacrada y sin vida, solo viéndolo con sus ojos rojos sedientos que no le quitaban la mirada de encima. El sudor caía por su cara como goteras en tormenta, su garganta estaba cerrada, seca y dolida por el nudo que le provocaba el horror, sin dejarlo gritar. Sus ojos lloraban sin control y tenía el impulso de correr, necesitaba escapar pero algo se lo impedía, como si sus pies estuvieran pegados al suelo con clavos.
Sintió las garras clavarse poco a poco debajo de su barbilla, con la criatura bajando a su altura, crujiendo y chillando haciendo que su llanto aumentara y su corazón amenazara con estallar. Aquel imponente ser abrió su gran boca frente a su rostro, dejando ver todos sus dientes descuidados, torcidos y extremadamente afilados, agrupados en filas que parecían no tener un final. Una larga y viscosa lengua caía por sus fauces y le lamía el rostro, saboreando sus lágrimas y sudor, saboreando cada pequeña muestra de su profundo miedo.
Un sollozo salió de los labios de aquel sujeto y, sentado desde su cama, logro ver cómo la criatura encajaba sus garras por debajo de la barbilla del monstruo, atravesando su mandíbula con tal fuerza que sus largos dedos volvieron a verse cuando salieron de su boca. Arrancando de un tirón la mandíbula y tirándola al suelo, para luego morder su cráneo hacerlo trizas en su boca, arrancandolo del cuerpo desgarrando la carne. La criatura chillaba, devorando el cuerpo de la amenaza, desgarrando piel y músculos mientras triturada sus huesos, haciendo que sangre lloviera por el lugar. Manchaba las paredes, el piso, algunas gotas llegaron hasta sus sábanas y pijama pero no podía quitar los ojos de la bestia, manchada en sangre mientras devoraba hambrienta.
Cuando no hubo más que comer y ya había lamido toda la sangre del suelo y paredes los ojos de la criatura impactaron en los de Miles, inundandolo de una tranquilidad inmensa. Solo lo vio por unos minutos, antes de crujir sus huesos, rompiendolos nuevamente y acomodando su cuerpo demacrado y sangrante en el clóset de nueva cuenta, encerrándose otra vez en su escondite, dejando manchas de sangre justo al lado de los arañazos.
Ahí estaba como siempre, su creación, su amigo, su criatura invocada para salvarlo de las manos del monstruo, quién trataba de dañarlo.
La puerta del clóset quedó abierta, dejando ver esos grandes y multiples ojos rojos que no dejaban de ver al pobre niño. Miles tomó su sábana y se giró otra vez, dándole la espalda a lo desconocido y volviendo a dormir con una tranquilidad inexplicable, confiando ciegamente en lo que acababa de salvarlo.
La respiración pesada y ahogada junto con los alaridos seguían haciendo presencia en la habitación, provenientes del clóset. Escondida la bestia con grandes ojos que lo examinaban y saboreaban desde lejos. Había sido alimentada, pero aún se encontraba hambrienta, y no tan bien encerrada como Miles creería.
Crujidos volvieron a escucharse y la larga lengua relamió la sangre sobrante en su cuerpo, preparándose para el próximo platillo.
___________________________________________Primer relato :) espero les guste, no olviden votar y comentar que les parece.
-Demon.
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Relatos Aleatorios
RandomSerie de relatos, one-shots, cuentos y más sin orden específico de temas diversos. Algunos de estos pueden tener personajes de mi otra historia, pero se pueden leer de manera independiente. _____________________________ Todo el material aquí present...