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Hyunsuk se dejó caer sobre su silla habitual, casi al frente pero justo pegado a la pared. Dejó su mochila en el suelo porque estaba demasiado cansado para dejarla en la silla. Apoyó su cabeza entre sus brazos cruzados, en dirección hacia el resto del salón, con la intención de descansar unos minutos gracias a haber llegado temprano.

De pronto sintió un capirotazo en su frente, y se levantó de sus brazos rápidamente.

— Yah... —Se quejó restregando su frente con su mano izquierda.

— Buenos días. —Saludó Jihoon, probablemente el mejor amigo que había tenido su vida entera.

Se conocían desde que tenían memoria, literalmente. Vivían en el mismo barrio de niños, y de hecho seguían viviendo en el mismo. Ahora estaban en último año de secundaria, y acaban de empezar esos últimos 365 días de casi eterno sufrimiento.

— Que linda forma de saludar... —Se quejó Hyunsuk volviendo a apoyarse en sus brazos.

— ¡Jihoon-ah! ¿Juegas hoy? —Gritó un chico al otro lado de la sala.

— ¡Yes mate! —Exclamó de vuelta en inglés pero aún con pronunciación coreana.

Hyunsuk suspiró. Amaba jugar fútbol, pero prefería quedarse mirando a Jihoon desde las gradas. Siempre fue alguien extrovertido pero los amigos de Jihoon lo intimidaban y no tenía ganas de jugar en absoluto.

Cerró sus ojos pensando en algo más importante. Hyunsuk era el segundo mejor de la clase y necesitaba llegar al primero, que lo tomaba Yoon Jaehyuk, un chico que amaba estudiar y nadie entendía por qué. Hyunsuk quería estudiar medicina en la mejor universidad del país, y digamos que necesitaba mucho ser el mejor para llegar ahí. A Jihoon no le importaba porque tenía dinero y podía pagar una igual de buena que fuera privada, pero por alguna razón no le preocupaba siendo que también quería estudiar lo mismo.

Volvió a abrir sus ojos encontrándose a Jihoon de nuevo. Estaba concentrado terminando de copiar una tarea de matemáticas porque no había tenido tiempo de hacerla. Era increíble cómo la distracción de Hyunsuk era simplemente una persona y nada más. Escondió la mirada entre sus brazos para obligarse a no mirarlo, y trató de pensar de nuevo cómo hacerlo para llegar al primer lugar.

— Oigan, recogeré las tareas de matemáticas. —Dijo el presidente de curso, Bang Yedam.

Él sí que se tomaba en serio salir del tercer lugar, quería estudiar en California y necesitaba subir de puesto. Siempre elegía ser presidente porque allá en los estados tomaban más en cuenta las actividades y decisiones personales que tus calificaciones, (cosa que todos los coreanos deseaban vivir pero sabían que sería imposible en su país) así que todos se apiadaban de él y lo elegían los últimos años como representante.

Hyunsuk suspiró y se levantó para recoger su mochila. La única desventaja de estar cerca de la pared era que siempre recogían primero las tareas de ese lado.

— Jihoon-ah, ya se acabó el tiempo. —Dijo la tranquila voz de Yedam.

— Yah, déjame un solo minuto más, Yedam-ah. Sólo uno. —Rogó con esa expresión de que sabía que le dirían que sí porque todos lo amaban.

No había literalmente nadie que odiara a Jihoon actualmente. Por alguna razón todos lo encontraban encantador, y amaban su forma de ser. Yedam miró a Hyunsuk y Hyunsuk le dio sus dos hojas de papel juntas por un pequeño clip de color morado casi magenta. Luego de recibirla le quitó el papel a Jihoon y Jihoon lo siguió con la mirada.

— ¡YAH! —Se quejó molesto.

— Se acabó el tiempo, dije. —Repitió recibiendo la de la compañera que se sentaba atrás.

— Eishh... —Se quejó en un murmullo tomando la hoja de la que copiaba mientras se levantaba.

Hyunsuk lo miraba cansado, porque la verdad es que no tenía ánimos para admirar a Jihoon como lo hacía siempre. Jihoon dejó el papel en el puesto de Jaehyuk, que estaba al otro lado del salón, y éste sonrió algo incómodo mientras él se alejaba.

— Yah, deberías dejar de copiar tareas, Hoon-ah. —Sugirió Hyunsuk al ver la incomodidad de Jaehyuk.

— ¿Para qué si tengo a Jaehyuk? —Respondió sentándose.

— Eres patético. —Murmuró sacando su estuche malhumorado.

— ¿Y acaso tú no? —Molestó de vuelta con una sonrisa pícara.

— No, yo no soy patético. —Se defendió sabiendo que él hacía cada una de sus tareas y las entregaba a tiempo.

— Y adivina qué. Tú no tienes novia y yo sí. Ha, ¿Quién es el patético ahora? —Se burló entre risas sacando dos cuadernos de su mochila.

— Tener novia no te hace menos patético, tonto. —Respondió con una leve sonrisa mientras negaba con la cabeza.

Claro que le dolía que repitiera una y otra vez que tenía novia, pero ¿Qué iba a hacer a respecto? ¿Obligarlo a romper? ¿Crear todo un complot en su contra? No tenía nada que hacer para intervenir, así que sólo se acostumbraba al dolor de verlos juntos día a día. Prefería (intentar) concentrarse sólo en su futuro y en llegar a ser mejor académicamente. Parecía una meta mucho más alcanzable, así que determinado decidió ser el mejor ese año.

the cut that always bleeds - hoonsukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora