ᨒᨒ ¿Qué pasaría si de pronto, en un mundo en donde lo normal es tener un alma gemela, 𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝘀 𝘁𝗲𝗻𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗼𝘀? ՚՚ ‧₊˚* 𔘓 ੭
Este es el caso de Shoto Todoroki, Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo, tres adolescentes que podrían considerar...
Mitsuki Bakugo era una alfa de metro setenta quien, al igual que su único hijo, poseía un carácter que era difícil de sobrellevar, siendo estos en general tratados especialmente por personas escogidas por los alfas para que los pudieran controlar y apaciguar sus molestias cuando sus emociones los dejaban llevar.
Esto mismo era lo que causaba que la situación fuese especialmente delicada al momento de ser transmitida por los adolescentes hacía aquella alfa adulta, una reacción explosiva no sería de provecho, no al menos dadas las particulares circunstancias a las que se enfrentaban contra el padre de Shoto.
Katsuki sabía perfectamente en lo que se meterían de mencionar que algo estaba ocurriendo pero sin dar mucho detalle sobre ello, sabía que Mitsuki presionaría hasta que le esclarecieran el asunto y de lo contrario, si se quedaban callados, sin mencionar qué algo en sí pasaba, su madre se percataría que había algo más que estaban ocultando. Se encontraban inevitablemente acorralados sin importar cómo se desarrollaran las cosas.
Y siendo de tal forma, no quedaría más que enfrentar el problema desde el principio y dejar las cartas sobre la mesa desde un principio.
Midoriya dejó escapar un suspiro, mientras se adelantaba unos cuantos pasos hacía el frente de los otros dos, tanto Shoto como Katsuki habían optado por acompañarlo a su casa para asegurarse que llegara a salvo y sin ninguna distracción que terminara por causar algún accidente. Sin embargo, la tensión presente en los tres, terminó por volver el recorrido más incómodo de lo esperado.
—Gracias por acompañarme, chicos. Pero creo que puedo ir solo desde aquí en adelante —Comentó, jugando con sus dedos con nerviosismo—. Ustedes vayan a la casa de Kacchan, como dije, yo me encargaré de pedirle ayuda a mi mamá.
—¿Estás seguro? Aún faltan un par de calles. —Habló Katsuki, dejando sus pensamientos a un lado para centrarse en él.
—Sí, estoy seguro. No te preocupes porque vaya distraído, creo que tuve tiempo suficiente para pensar las cosas y, estoy seguro de que podré lidiar por mi cuenta con mi mamá. —Sonrió tranquilo, aunque podía leerse detrás de su expresión, cierta incomodidad.
—Está bien, ten cuidado por allí. —Respondió Shoto, elevando su mirada del teléfono móvil en su mano.
—Ustedes igual, hablamos más tarde.
—Nos vemos.
Los tres se dieron media vuelta, para encaminarse por caminos opuestos hacía sus hogares, cada uno de ellos metidos en sus diferentes pensamientos y mundos. Sabían que sin importar cómo llegaran a desarrollarse las cosas, las cenas de esa misma noche terminarían por esclarecer muchas cosas.
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Finalmente la hora de la cena había llegado, se encontraban sentados en la mesa del comedor, compartiendo la mesa con los adultos responsables de la casa, cada ambiente de los hogares era distinto aquella noche, incluso por más de que las conversaciones con respecto a los días de cada uno fluían sin mayores problemas, había algo que por algún motivo, lograba hacer que el ambiente se sintiera más pesado de lo normal.
