PRANKSTER ━━ cedric diggory ✓

epilogue

PRANKSTER ━━ cedric diggory
epílogo ; 1999

—¿Y tú, Clarissa Cedrella Weasley, aceptas a este hombre como marido?

—Quiero decir, si tengo que hacerlo, —dijo Clary, oyendo un grito ahogado desde la primera fila y sabiendo que su madre no la dejaría vivir, aunque no hubiera podido resistirse—. Estoy bromeando, por supuesto, —aclaró a sus espectadores antes de volverse hacia un desconcertado Cedric con una sonrisa cursi—. Lo acepto.

—Bien, por el poder que me confiere el Ministerio de Magia, —anunció Kingsley Shacklebolt—, los declaro marido y mujer. Cedric, puedes besar a tu novia.

—Quiero decir, si tengo que hacerlo, —murmuró Cedric con una sonrisa de satisfacción, atrayendo a Clary entre sus brazos mientras la besaba, los vítores se elevaron a su alrededor por encima de las olas que se estrellaban en las orillas de Shell Cottage, después de que Bill y Fleur les hubieran permitido amablemente utilizar su casa como lugar de su boda.

Cuando los recién casados finalmente se separaron de su beso, Clary miró a su alrededor con asombro, con el brazo de Cedric rodeando sus hombros mientras sus ojos recorrían los rostros de sus invitados. A su derecha estaban Vasantha, Fleur, Ginny, Katie y Hermione, con ramos de flores azules a juego en las manos, el mismo tono con el que ella había teñido el pelo de Cedric con el encantamiento Colovhairia casero seis años antes. A la izquierda de Cedric se encontraban Newt, Viktor, Bill, Charlie, Percy, Ron, Harry y George, este último ocupando dos lugares por la presencia que faltaba a su lado, todos con pajaritas del mismo tono de azul.

No había sido un camino fácil después de que su tiempo en Hogwarts llegara a su fin. Incluso durante su séptimo año, con el Ministerio de Magia afirmando que Harry había estado mintiendo sobre el regreso del Señor Tenebroso, y declarando que, con el estado de Cedric aquella noche en el cementerio, no había estado en condiciones de decir si las afirmaciones de Harry eran o no la verdad, los chicos siguieron adelante, decididos a demostrarlo, de una forma u otra. Cedric había ayudado a Harry a enseñar a los alumnos a luchar ese año contra la opresión del Ministerio, y la falta de voluntad para enseñar a sus alumnos, combinando sus habilidades para asegurar que el Ejército de Dumbledore había sido el mejor posible.

En cuanto a Clary, al terminar por fin el colegio, había abierto la tienda de bromas con Fred y George, alegando que, con el paso de los años, cada vez había más gente necesitada de una buena risa. Ella y sus amigos se habían alistado en la Orden en cuanto se habían graduado, al igual que el tío de Newt y Vasantha, Remus, y sus amigos, incluidos los padres de Harry, habían hecho cuando tenían su edad, así como Remus se volvió a alistar con Sirius Black cuando Dumbledore había decidido reformar el grupo Aunque Sirius había muerto en el Departamento de Misterios antes de que Clary y sus amigos terminaran la escuela y pudieran unirse plenamente como miembros, ella había disfrutado de las pequeñas oportunidades que había tenido de conocerlo en el piso de la Orden durante su séptimo año en la escuela.

Todo el mundo había perdido a alguien en la guerra, y después de que Clary casi perdiera a Cedric en su sexto año de escuela, no había estado preparada para perder a Fred cuando llegara el momento. Cuando el muro se derrumbó en el pasillo, ella estaba demasiado ocupada riéndose del débil intento de broma de Percy para darse cuenta de que su trillizo había estado demasiado cerca de la explosión hasta que fue demasiado tarde. Clary y George nunca fueron los mismos sin él, siempre sintiendo su presencia, aunque no estuviera físicamente cerca.

Las cosas en la Madriguera también habían cambiado tras la pérdida de Fred en la Batalla de Hogwarts, lo que llevó a Clary a mudarse con Cedric a un apartamento en Londres unas semanas más tarde, no muy lejos del Ministerio, donde había empezado a trabajar en el Departamento de Juegos y Deportes Mágicos, coordinando la Copa del Mundo de Quidditch cada año, lo que le parecía mucho más entretenido que un trabajo de oficina estándar en el Ministerio. Y el piso estaba lo suficientemente cerca del Caldero Chorreante como para poder ir andando a la tienda de bromas todos los días tras su gran reapertura.

Aunque la tienda nunca había tenido tanto éxito, cada día llegaba con la abrumadora ausencia de Fred, un recuerdo constante del que habían perdido. Ayudó a Vasantha y a George a mantener la tienda en funcionamiento durante unos meses más, hasta el día en que entró en las pruebas para cazadores del equipo de quidditch Orgullo de Portree y salió con su propia camiseta unas horas después.

Y así fue, en el primer aniversario de la Batalla de Hogwarts, que Clary y Cedric se dieron finalmente el "sí, quiero" rodeados de sus amigos y familiares en una nueva era para el Mundo de los Magos, una de esperanza, luz y, si Clary y sus amigos se salían con la suya, un poco de travesura. En todo caso, los últimos años les habían enseñado lo corta que era la vida, y estaban decididos a vivir la suya de la mejor manera posible.

—¿Qué estás mirando? —le preguntó Cedric a Clary mientras se encontraban en la pista de baile aquella noche, balanceándose de un lado a otro mientras la música de Celestina Warbeck sonaba en un gramófono que Arthur había tomado prestado del trabajo para la ocasión, con las cejas ligeramente fruncidas al ver la mirada de su esposa clavada en él.

Cerca de allí, Hermione intentaba enseñar a Ron a bailar el vals, el joven pelirrojo pisaba los pies de su novia cada pocos pasos, y George hacía girar a Vasantha mientras ella reía, con el nuevo anillo de diamantes brillando en su dedo tras su compromiso unas semanas antes. Newt y Katie acampaban cerca de la mesa de los postres, con una de las galletas de azúcar características de Molly Weasley en cada una de las manos del chico Scamander.

—Estoy viendo al idiota al que voy a molestar el resto de mi vida, —dijo ella con dulzura, su voz lo suficientemente baja como para que sólo él pudiera oírla.

—Sabes, he oído que también puede ser bastante molesto a veces, —dijo él, acercándola con una sonrisa cariñosa—. Pero por alguna razón, ella también eligió ser molestada por él por el resto de su vida.

—Tuvo suerte, supongo. —Clary dijo simplemente, los ojos finalmente vagando alrededor del resto de los invitados al baile— ¿Lo sabías? —preguntó entonces—. Aquel día con la nube de lluvia en primer año. ¿Podrías haber adivinado alguna vez dónde acabaríamos?

—Que me hayas gastado bromas durante años, absolutamente, —se burló él, con la sonrisa aún grabada en el rostro—. Pero todo esto, todo lo de después, ni en un millón de años.

—Bueno, lo siento por ese niño de once años, pero creo que se ha quedado con ella, —rió ligeramente.

Cedric sonrió más ampliamente, sus manos seguían apoyadas firmemente en la cintura de ella mientras bailaban —Créeme, —dijo—, no hay lugar en el que prefiera estar.