Era una bella mañana de primavera
Las hojas de los árboles cerezos caían, inundando las calles con un rosa de amor
— Ugh, que asco esta estación — Me queje en voz alta
No era la primera vez, ni seria la última vez que me sintiera disgustado frente al romance
Y no solo era porque no lograba encontrar a mi enamorada por tanto que buscaba...
Mientras estaba caminando molesto con la mente en la nube, me tropecé con el camino sin arreglar de mi hermosa Bolivia, pero unos brazos evitaron mi caída. En tanto levante la vista para agradecerle a la persona que me salvo de un vergonzoso tropezón, mi una cara familiar que hacía que mis venas estallen en rabia
— ¡Oh! Y yo que pensaba que había atrapado una bella doncella — Dijo en un tono burloso mi peor enemigo, la persona que más odiaba y cada que escuchaba su nombre, mi estomago no podía evitar intentar vomitar, Lucho
— Ugh... Tenías que ser tu... ¡Hey esper- — Alcance a decir antes de que mi enemigo tratara de soltarme — ¡Ni creas que me harás pasar vergüenza! —.
Pero cuando intente empujarme devuelva a sus brazos para evitar mi caida, de repente...
— ¡Hey quítate Lex, me estás haciendo balancear-! — Fue lo último que pudo decir
Pues nuestros labios cayeron encima de los labios del otro...